sábado, 6 de octubre de 2012


LA TRISTEZA*by TONI JIMENEZ



La tristeza te disgusta, la rechazas, te inunda de consternación, pero es tuya, ¿por qué la rechazas, no estás rechazando algo tuyo? Si no la rechazaras se convertiría en belleza, en un silencio de gran profundidad: las lágrimas que se derivan de ella son de una tremenda belleza. Todo lo que existe es necesario, nada está equivocado. Deberías ser capaz de degustar todo lo que sucede, e incluso esa tristeza que te invade y tú rechazas, pues recuerda: las cosas permanecen en ti a través del rechazo que haces de ellas. Cuando la aceptas, entonces puedes transcenderla. La tristeza esta ahí por una causa, acéptala, tiene algo que ofrecerte, lleva algo escondido en sí misma. Algo que solo ella puede darte: profundidad. Es más profunda que la felicidad, te lleva a ti mismo, a las moradas de tu ser. Cuando aceptas tu tristeza, ella deja de serlo, pues la dotas de una nueva cualidad: creces a través de ella. Simplemente era en piedra en el río de tu caudal, pero al aceptarla se convierte en un fluir hacia ti.
Una tristeza profunda te enriquece, disfrútala porque produce riqueza interior. Cuando llegue, no te separes de ella, no digas estoy triste, no te dividas, di: “Soy la tristeza”, ahora no hay separación, está integrada en ti. Disolviéndose en ti y tú en ella. La mayoría de las personas que se dicen felices, no tienen profundidad, solo es una sonrisa comercial, muy superficial. Solo son la cresta de la ola sin la calma de la profundidad. Si llega, coopera con ella, es un correlato: va incluida la alegría.
Existe un cierto movimiento llamado “pensamiento positivo”, que consiste en estar todo el día dándose órdenes positivas. Si llega la tristeza, ¿qué harás? Autohipnotizarte diciéndote: estoy alegre, estoy alegre, estoy alegre… No la eliminar¿A dónde ira a parar tu tristeza? ás, la sumergirás y después emergerá más potenciada, cuando algo se hace inconsciente aumenta nueve veces su potencial, encontrará nuevas formas de expresarse en ti. Este pensamiento te dará ideas erróneas sobre ti, simplemente forzarás a la tristeza hacia el subconsciente al condicionar tu mente con pensamiento positivos. Simplemente estás coloreando tu tristeza, la decoras con autoilusionantes pensamientos opuestos. Pero en lo profundo de ti sabes que te estás engañando, aunque en la superficie puedes sonreír. Será un ejercicio labial, ordenado por tu ego, pero no ha salido, no está conectado con tu corazón, con tu ser vital. Has puesto una valla entre tus corazón y tus labios, son drogas mentales, narcóticos inyectados en forma de sentimientos “negativos” que tu reprimiste. Cuándo no te gustas tu mismo, ¿que haces, a dónde te relegas? Acabas recolectando toda esa basura-que tú llamas negativa- y la sumerges en ti, aunque en tu superficie eres un hipócrita con tu apariencia positiva. ¿Ahora como sujetas todo ese infierno que arde dentro de ti? Desde tu pensamiento positivo dices: “Amo a todo el mundo, a toda la existencia, soy espiritual”.  Pero no hay latido, no hay dicha, no es un suceso que te ocurre de forma natural. Lo has forzado yendo contra ti mismo por no aceptarte.
Toni Jiménez, Pensamiento poesía.

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