jueves, 11 de octubre de 2012


LA FELICIDAD: SIN CAUSA** by TONI JIMENEZ

La lógica, la razón, la moral, la ley, la tradición, el carácter, el conocimiento y demás manifestaciones que se transmiten entre sí las personas a través de la educación, tiene como fin la pretendida felicidad del ser humano. En cambio, las personas que nos dejamos fluir a través de espontaneidad, el amor, la libertad, la individualidad, las vibraciones y la inocencia: nuestro original, somos  proscritos intelectualmente de la sociedad al no entrar en esos parametros. Toda la tradición occidental, imperante en el sistema actual, es el sistema de Aristóteles preconizado desde el mundo griego hacia el mundo actual. Su correspondiente chino es Confucio, partidario de sumergirse en los libros en vez de fluir en la naturaleza. Cuentan que Confucio caminaba con sus discípulos por el campo, cuando observó a un viejo centenario recogiendo espigas que estaba alegremente cantando y expresando su alegría envuelto en un tosco abrigo sujeto con una cuerda por su cintura y tocando el laúd. Confucio se acercó a él y le preguntó: “¿Cuál es el motivo de tu felicidad, de tu dicha?” Confucio hace la pregunta equivocada. Pero antes de seguir adelante, observar una cosa. Cuando estás alegre, esta alegría se manifiesta de varias maneras.  Estaba tocando música, era su forma de expresar su alegría, como también lo son la danza, la poesía y demás artes que pertenecen al segundo nivel de la mente: la creatividad (hay un tercer nivel) Son expresiones de las personas que viven en la dicha y no son desgraciadas. Confucio hace la pregunta con algún propósito, pero puede ser engañado, las apariencias le pueden equivocar. Puede que esa alegría sea producto de la educación: una proyección y es el resultado de cultivarla, de una autohipnosis. Es una pose, una mascara que sostienes porque no deseas mostrar tu infelicidad, no deseas mostrar tu realidad. ¿Qué razón habría para ello si todos llevan máscaras y han aprendido a hacer gestos vacíos? Lo que tú llamas felicidad no es más que grados de más o menos infelicidad, pero no la felicidad. Puedes aprender el lenguaje de la felicidad, sus gestos, sin saber lo que es la auténtica felicidad. Confucio cae en el error de querer aprender ese tipo de felicidad porque el cree en la educación, en la disciplina como método para llegar a la pretendida felicidad.
Los gestos los mohines, no son muestras de felicidad. Se debe mirar directamente a la persona, a su naturaleza, sus vibraciones,  sus ojos pueden engañar, sus gestos pueden estar mecanizados, son expresiones aprendidas. No puedes decir te amo por cortesía si no hay vibraciones. No hay motivo para la felicidad, es en sí misma, si puede ser aprendida vendrá del exterior de ti, tendrá causa con dependencia y, si hay dependencia se convierte en esclavitud, en un gozo fingido, estás manejando tu felicidad, por eso encuentras un motivo, un motivo que manejar, pero no hay éxtasis. Si le preguntas a una persona arraigada en presente, aquí y ahora, viviendo la magnitud del instante cual es la causa de su felicidad, de su amor, se encogerá de hombros y te dirá: “No te preocupes por mi dicha, averigua el “por qué” de tu desgracia”.
Confucio pregunta al anciano por el motivo de su felicidad debido a su edad. Centenario, la muerte está cerca, es pobre, no posee riqueza… ¿Qué motivo tiene para estar feliz?  No puede ser feliz porque no tiene causas para serlo: es condenado por los lógicos, racionalistas y educados. Este hombre no se educó, pero era feliz. Si la felicidad tiene causa como cree Confucio y Aristóteles, entonces, solo existe la ciencia: causa-efecto. Todo debe ser reducido a una causa. Lo religioso no existe. Lo religioso es lo que no puede ser reducido a causa. El misterio: no tiene causa. Es debido a ello que Confucio hace una pregunta de acuerdo a sus presuposiciones.
¿Que te ocasiona tu felicidad, tu amor? Pues tus sueños, tus ideales: porque el amor, la felicidad solo se produce cuando miras a tu amor en un momento futuro y por eso siguen siendo sueños. El amor no tiene causa, la felicidad no tiene causa, son el continente, los ingredientes con los que estás hecho. La desdicha, la infelicidad, la ira, celos, dominación… son el contenido que vine envuelto en el ego. Cuando el ego desaparece el continente se muestra: amor, felicidad…
Toni Jiménez, Pensamiento poesía.


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