lunes, 29 de octubre de 2012


 ¡¡¡CELÉBRATE!!!** by TONI JIMENEZ

 ¡¡¡CELÉBRATE!!! **byTONI JIMENEZ

¡Celébrate! Eres un prodigio de la existencia, estás vivo, respirando, latiendo, fluyendo con la existencia, ¿qué más puedes pedir? Levanta el brazo y síguelo conscientemente, conecta tus manos conscientemente y notarás el fluido de la vida en ti. Escucha tu corazón, es majestuoso, los latidos de la existencia están en él. Escucha el sonido de las esferas: los círculos concéntricos se transmiten como ondas sutiles hacia tu corazón que a su vez emite sin cesar en mí. ¡Oh, surgimiento mutuo! ¿No es mágico, no es eso el amor?  ¿Qué te impide sentir, nadie te lo puede arrebatar? ¿Qué ha sucedido, por qué no estás ahí? ¿Será que no te aceptaste y tuviste que crear un ego que te sustituyó y que te aisló? Seguro que sí, y ahora tienes que alimentarle con ilusiones, con ideales, te has vuelto esclavo de él y te impide disfrutar de la existencia, te exige estar por él, solo quiere que le adores: es un ególatra que se ha camuflado en ti: tu dios.

Al no aceptarte traslapas tu ser y te impide disfrutar de la vida, el ego solo puede proporcionar placeres, pero jamás íntasis-éxtasis. ¿Sabes cual es la diferencia entre el placer y el íntasis-éxtasis? El placer no es más que el alivio de una tensión penosa provocada por el deseo y, entiendes, que la felicidad es un continuo de placeres, pero no, te equivocas totalmente. El dolor es el estancamiento de una tensión, pues ténsate y veras como el dolor se transforma en sufrimiento. ¿Qué celebración hay en esto? Pues si, la hay, la celebración del ego: eres masoquista, sádico… ¿No es el masoquista un sádico por delegación?

Para celebrarte tienes primero que aceptarte y, aceptarte significa que eres lo que eres porque la existencia quiere que seas así. Acepta tu singularidad. Eres una individualidad única, ¡celébralo! Permite a ti mismo a través de la espontaneidad, la inocencia y el amor: son tus señas de identidad. Si no te aceptas es porque te comparas. No te  aceptes obligatoriamente, eso no es aceptación, eso es resignación. Al celebrar no tienes que preocuparte por la aceptación, está incluida; celebrar significa que estás de acuerdo con el fluir de la vida, te deslizas por su corriente. Si eres tú, nadie te tiene que convertir, no te de miedo tu propia libertad, no necesitas crear un ego al que esclavizarte. Cuando estás en el ego solo te condenas, es como si supieras que en lo más íntimo de ti te estás engañando y te rechazas, no hay celebración, solo condena. ¿Cuántas veces te has condenado? Muchas, seguro… Y, si celebras algo, es el espacio entre dos condenas, a que sí, ¿me equivoco? No hagas tratos contigo mismos, ¡celébrate, regocíjate! Convierte tu vida en un festival de amor, allí dónde estoy, amo

Toni Jiménez, Pensamiento poesía.


jueves, 25 de octubre de 2012


Canciones de crisantemos** by Tao Yan-Ming (372-427 D.De C.)

(para cantar bebiendo) 
Construir una casa en el mundo de los hombres
y no oír el ruido del caballo y el carruaje,
¿cómo se puede lograr esto?
Cuando la mente está desapegada, el lugar es tranquilo.
Junto crisantemos bajo el seto del Este
y miro silenciosamente las montañas del Sur.
El aire de la montaña es hermoso al crepúsculo,
y los pájaros en bandadas vuelven juntos a sus hogares.
En todas estas cosas hay un significado verdadero,
pero cuando quiero expresarlo, quedo perdido sin palabras.



EL PENSAMIENTO "ZEN"

UNA APROXIMACIÓN AL PENSAMIENTO ZEN
Le urge al hombre encontrar un camino que le enseñe a liberarse del seductor engaño de confiarse a los sueños, a la ambición, a los estímulos de una publicidad o de una propaganda exteriores grandilocuentes como orientaciones de su actividad.
El zen, forma de interpretar la realidad de origen budista, recoge una sencillez de principios de dificil transmisión a través de las palabras, que trata de rescatar al hombre del sufrimiento de la existencia.

La doctrina zen remarca con especial interés como fundamentos de su enseñanzas:
- La recuperación de la simplicidad y de la sencillez.
- La posibilidad de hallarlo todo, paradójicamente, al perderlo todo.
- Un especial entusiasmo en la riqueza del vacío.
- La inexistencia de un principio y un fin. Tan sólo existe el vacío.
El zen trata de ser una reconciliación de la persona con el ser sensible, con el cosmos, gracias a la cual el hombre se centra en la realidad que le envuelve captada ahora en su íntima verdad dando de lado a la engañosa verdad que manejamos en el mundo conceptual y lógico. El pensamiento discursivo-lógico-racional-conceptual es descalificado por la postura zen.
La realidad fundamental de uno mismo, en sí cercana y natural se nos resiste, nos cuesta mucho captar por un simple error de perspectiva mental.

El zen persigue el derrumbamiento de toda nuestra falsa construcción mental alcanzando así nuestra mismidad. La emancipación de la conciencia, el encuentro con uno mismo integrado completamente en el universo, como mejores líneas de contacto con la realidad.

¿QUÉ ES EL ZEN?
El taoismo chino, modo de liberación primitivo, apadrinó el nacimiento del zen, al unirse al budismo mahayana hindú. La fusión de ambas filosofías dieron nacimiento al "zen".

El zen es un método budista para conseguir una comprensión directa de la realidad (de la vida). Fue difundido durante el Siglo VI desde la India a China donde se le consideró como "lo que apunta directamente al corazón del hombre".
El zen se basa en una sencillez de principios incomunicables con la palabra, más bien con una simple sonrisa. Es un modo de vida basado en el budismo y en su vía del medio que consiste en evitar los extremos. Los extremos son el abandono a los placeres y el disfruto por un lado, y por el otro la agonía de las mortificaciones y austeridades.

La doctrina zen persigue en síntesis:

* Experimentar las realidades cotidianas de forma objetiva, tales como son, y no como nos gustaría que fueran.
* La recuperación de la simplicidad y sencillez
* Hallarlo todo al perderlo todo. "La posesión crea conmoción provocada por la ansiedad que hace nacer en el hombre". "La frustración de un deseo reprimido crea ansiedad".
* Detener el intelecto y la imaginación para poder experimentar las realidades concretas como son realmente.
* Liberarse del yugo de los "conceptos". Destruir las rígidas formas del pensamiento con el que intentamos poseer la vida.
* Encontrar el entusiasmo en la riqueza del vacío.
* Despertar el sentido innato de la existencia. 
EL VACÍO

Para el zen vaciarse significa darse cuenta de que realmente no se tiene nada y que nunca se ha tenido nada. Nada que ganar y nada que perder, nada que dar y nada que recibir; ser exactamente así de pobre y sin embargo ser rico en posibilidades inagotables.

El vacío zen es un vacío dinámico y vivo, inaprehensible y atemporal, cuya verdadera naturaleza permanece desconocida. La esencia de la vida se siente, no se piensa (no se racionaliza o conceptualiza), y cuando se capta se comprende su naturaleza de vacío.

Ese estado de "desprendimiento" y "ausencia" de deseos es a la vez espiritual y psicológico.

Un poema zen dice así: "El camino perfecto carece de dificultades excepto la de negarse a admitir preferencias, sólo cuando se ha liberado del odio y del amor se revela plenamente y sin disfraces; una diferencia de un décimo de pulgada es lo que separa al cielo de la tierra. Si quieres verlo con tus propios ojos, no debes tener pensamientos fijos, ni a favor ni en contra." "Todo es adecuado y a la vez nada es adecuado"


El zen descubre su esencia en la vida trivial y sin acontecimientos extraordinarios, del hombre corriente. Rechaza todas las escrituras (textos) y opiniones de otros en beneficio o preferencia de la experiencia personal. También rechaza las actitudes excesivamente reverente ante los temas sagrados.

Habla el maestro zen Dogen:

"Aprender el camino de Buda, es aprender acerca de uno mismo. Aprender acerca de uno mismo es olvidarse de uno mismo. Olvidarse de uno mismo es estar iluminado por todas las cosas del mundo. Estar iluminado por todas las cosas del mundo es prescindir del cuerpo y de la mente propias."

Habla el maestro zen Ummon:

"Cuando camines, limítate a caminar. Cuando te sientes, limítate a sentarte.
Y sobre todo, no titubees."

LOS PROCESOS MENTALES Y SUS FALSAS REPRODUCCIONES
Al vivir en la espontaneidad, en la naturalidad, de nada sirven los dogmas y las teorías. Objetivar, cosificar, conceptualizar la realidad es la pretensión obsesiva que persigue el conocimiento convencional del hombre de occidente.
Todo lo que se presenta frente a él, ya sea divino o humano ha de ser clasificado y encapsulado dentro de una definición rígida e inamovible. De esta forma nos formamos ideas, creencias, deseos y aversiones todas ellas ficticias, ajenas al mundo verdadero de la realidad presente y siempre cambiante.
NUESTRA PROPIA NATURALEZA (LA INCLINACIÓN NATURAL)

Nos pasamos la mayor parte de nuestras vidas respondiendo al mundo tal como creemos que se espera de nosotros, lo cual ha dado lugar a la creencia de que poseemos un conjunto de características que, sumadas, constituyen una "personalidad". Pero la verdadera "persona" está debajo de esa máscara pesada y artificial.


EL OBJETIVO DEL ZEN
El zen trata de alcanzar el perfeccionamiento o la iluminación del ser humano de forma espontánea, instantánea, instintiva y natural. De forma fulminante se conquista la comprensión de la realidad y la armonía o integración del ser en la totalidad integradora del universo. Luego el camino zen, llega incluso a confundirse con la meta. El zen trata de conseguir vivir en la verdadera realidad, y para ello crea a su alrededor un clima o atmósfera para alcanzar la iluminación. Para ello se sirve de tres elementos:

- La meditación sentada o zazen, las enseñanzas de los maestros o sutras y los koan.

El zen persigue la aniquilación del orgullo, la vanidad, la obsesión, la susceptibilidad y la excesiva animosidad. El zen detesta el egoísmo que se manifiesta en efectos calculado (con resultados artificiosos y efectistas) o cualquier otro tipo de autoglorificación.

EL SATORI ZEN (LA ILUMINACIÓN INMEDIATA)
Para vivir la verdadera realidad de forma armoniosa con el universo es necesario alcanzar el "satori zen" o "iluminación inmediata". Trás una acumulación de conceptos y argumentaciones se llega al límite de carga admisible y el edificio se derrumba en sí y entonces se abre un nuevo cielo a lo lejos.
Se trata de una especie de catástrofe espiritual que se presenta súbitamente. Estamos, entonces en el verdadero punto de arranque hacia la iluminación.
Para ello hemos de:

* Deshacernos de todas las imágenes ilusorias continuamente repetidas sobre las que ha cristalizado durante tanto tiempo nuestra voluntad y que nos han proporcionado tantas angustias y preocupaciones.
* Olvidarnos de nuestro "yo", siempre tomado tan a pecho y siempre origen de sufrimiento.
* Desterrar todas las obsesiones que continuamente nos crispan, paralizan y absorben nuestra energía
"En el misterio de la paz interior no se puede entrar racionalmente, con la lógica. Sólo es posible a través de la ininteligibilidad".
Una vez alcanzado el satori, las excitaciones exteriores ya no provocan deseos contradictorios de manera que el hombre, a partir de entonces, ya no sufre con las miserias de la vida.

La ascensión al satori lleva consigo la disipación de todas las dudas e indecisiones. Ya no hay nada de lo que evadirse. Las complicaciones pasadas y presentes, siempre para nuestro intelecto, gravosas e innumerables, ya no valen la pena.

Hasta entonces, nuestros esquemas mentales sometidos al reino de la tiniebla impenetrable nos han impedido el disfrute de la vida. El nuevo descubrimiento zen a través de la iluminación hace que el espíritu se sienta libre y en libertad; es sinónimo de espontaneidad, lo opuesto a la afectación.

La afectación, el engolamiento, los aires místicos son síntomas del fracaso en la búsqueda de la verdad.

El zen huye del artificio y de la intencionalidad. Lo "perfectamente natural", "lo no afectado" son muestras de la liberación. El espíritu ahora universalista, integrado en el cosmos, ya no se siente comprometido por y con nada y sin apegarse a nada se coloca libremente en una omnipresencia perfecta que equivale a una especie de perfecta inmovilidad.
"Aplacad todas vuestras ansias, sed como ceniza fría y plantas marchitas; mantened la boca estrechamente cerrada, hasta que crezca en ella el musgo, sed inmaculados como puro lienzo blanco. Sed fríos e inanimados como un incensiario en un santuario abandonado. Símbolo del estado de la nada absoluta."
El "satori" es, pues el estado donde cada uno encuentra el lugar que le corresponde en el flujo de la vida, identificándose con todo lo existente y amado. Alcanzar el "satori" equivale a descubrir el significado de la propia existencia. Experimentar el estado natural de la mente, del que emanan todas las buenas acciones y la armonía. Llegar a ser verdaderamente "humano", relacionándose con los demás con una conciencia y comprensión intuitiva totalmente desinteresadas.

El "satori" es un estado interno, lleno de claridad y paz en el que logra en cada persona identificarse con todo lo que a uno le rodea y contemplar a la gente sin juzgarla. Para el hombre "iluminado" el "yo" pasa a no existir, alcanzando un estado de "pobreza" y "vacuidad" equiparable a una experiencia mística (el satori).

EL SATORI, REMEDIO A UNA PATOLOGÍA GENERALEMENTE ACEPTADA

La conducta patológica (de nuestro esquema mental) resulta ser la situación común a la mayoría de las personas y por tanto tiende a ser equivocadamente calificada como conducta "normal". El "satori"trata de recuperar el ritmo o el pulso genuino, es decir el estado propio y normal de cada individuo.
Para ello es necesario:

* Abandonarse a si mismo.
* Vaciar nuestra mente de las imágenes aprehendidas y acumuladas.
* Olvidarse, no atender a doctrinas, dogmas, a dioses y símbolos, como por ejemplo ocurre en la religión cristiana.

Lo valioso del zen es su propuesta de conseguir la reconquista de la "vida diaria", mediante la captación y entrega al ritmo que pide cada cosa, cada acción en cada momento.

El zen persigue recuperar el ritmo natural en los actos cotidianos a través de la captación del ritmo "genuino". Este pulso "original" y "espontáneo" supone la desaparición de los efectos de los malos hábitos, ampliamente extendidos en nuestra sociedad.
LA PRÁCTICA ZEN: LA SUBLIMACIÓN DE LA VIDA DIARIA
"Lo que cuenta no es lo que hacemos sino como lo hacemos".

"No hay una acción que sea noble de por sí: lo será o no, según la manera en que el sujeto la realice".

La práctica es el método principal y más adecuado de penetración en la esencia de las cosas. El zen demuestra con el "satori" que la acción es necesaria y además vivifica.

Pero para ello es necesario liberarse de todos los temores de una conciencia proyectiva que trata de anticipar el futuro mediante el miedo y el deseo. La grandeza del hombre está en su vida cotidiana, en el ahora, el eterno ahora, el presente más inmediato. Una vez alcanzado el "satori" (la iluminación), la vida ordinaria está habitada por el espíritu. La mirada perspectiva de los ojos a las cosas pequeñas cotidianas se vuelve distinta.

"Traer agua para beber y cortar leña para el fuego, son las cosas (las cosas sencillas) en las que reside el maravilloso Tao (el camino del conocimiento)".

"Los demás, cuando comen, no comen sino que andan dando vueltas a los más diversos asuntos, dejándose molestar por ellos; si duermen, en realidad no es dormir lo que hacen, sino soñar un sinfân de cosas.... "

La meta del zen es concentrarse con intensidad en la realidad presente. "Viajar es estar vivo, pero llegar a alguna parte es estar muerto".

LA ACTITUD PERFECCIONISTA 
El auto-perfeccionamiento supone una reafirmación del yo. Con la actitud perfeccionista se pretende dotar al "yo" de una serie de añadidos, reforzamientos para así acomodar o ajustar el "yo" de acuerdo con un canon de belleza o prestigio exterior a él.

La actitud perfeccionista tiene como resultado:

- Las tensiones
- Las desilusiones
- Las mentiras porque tan sólo persigue utopías:
- Bienes y cuerpos sin sombras
- Mañanas prefabricadas por la mente
- Individuos tan bellos y tan perfectos que tan sólo podemos encontrar en las estrellas de las películas.

La vida zen es renunciar al utópico y obsesivo perfeccionamiento, es no preocuparse sino por lo que se tiene entre manos, sin más ilusión que la de deleitarse en el perfume de una flor o el de una mujer que pasa junto a nosotros, en la contemplación de una obra de arte o en el gustar el crujido expansivo de una manzana partida entre los dientes.

"La paz sólo se puede conseguir armonizando los elementos de la propia naturaleza".
LA POSESIÓN Y EL DESEO
La posesión de las cosas empobrece al hombre, mientras que la renuncia le enriquece. La posesión crea conmoción, provocada por la ansiedad que hace nacer en el hombre. Por último, la frustración de un deseo reprimido crea ansiedad.
EL ZEN, GUÍA ESPIRITUAL DE LOS SAMURAIS
El feudalismo japonés basado en una dictadura militar se sustentaba en la figura del "shogun", el generalísimo y en su casta de guardias-guerreros conocidos con el nombre de "samurais".
La filosofía zen se convirtió en la guía espiritual de este grupo elegido de soldados.

Los samurais, se encontraban bajo el amparo y protección del "shogun". Disfrutaban de una serie de derechos. Por ejemplo , llevar dos sables y hacer justicia por si mismos ante las clases inferiores. Sus comportamientos eran regidos por un estricto código de honor, el "bushido" o "Tao del Guerrero", muy influenciado por el zen.

El zen de los samurais se fundamentaba en los siguientes principios:

* El aprecio de lo real, de lo inmediato, de lo cotidiano.
* La capacidad para favorecer la inspiración venida del interior.
* El arrojo libre de toda consideración reflexiva.
* La búsqueda de la energía vital en el zen. Zen como brevario energético.

El "bushido" de los samurais es la adaptación del zen al arte militar que aún perdura reflejado en las artes marciales, riquísima fuente de inspiración sobre toda la vida japonesa. Todas las artes marciales que constituyen el "budo" contienen un fin espiritual. El ejercicio correcto a través del entrenamiento corporal lleva con el sacrificio a la madurez espiritual.
EL ZEN Y EL ALMA JAPONESA
"No hubo y no hay un japonés que no esté influido por el zen en sus más profundos sentimientos".

El zen abarca todos los dominios de la vida popular japonesa:

- La arquitectura, la poesía, la pintura, la jardinería, los ejercicios físicos, el artesanado, el comercio, el arte del té, el arte de disponer las flores (ikebana), las escuelas y los monasterios.
EL SINTOÍSMO, EL ESPÍRITU "SINTO"
El sintoísmo es la raíz más primitiva de la cultura japonesa. Sintetiza la unión de alma o yo japonés con el universo, con el yo cósmico y con la naturaleza. Fuera de la naturaleza el hombre japonés no estaría completo. El espíritu "sinto" supone la asimilación de los ritmos sutiles y primordiales de la Naturaleza, de la vida universal y se asemeja al espíritu "zen".

Ambos persiguen la pérdida del sentimiento del "yo" como centro de atención del interés humano. La fijación en el propio yo es paralizadora y esclavizadora para el hombre. Multiplica las necesidades, las ilusiones, los deseos y las frustraciones. Todos ellos fuente de sufrimiento.
"Si fijas la atención en ti mismo, tu espíritu será una traba". 


LA LÓGICA ZEN

El zen quiere tomar al asalto la fortaleza de la insensatez y demostrar que nosotros vivimos psicológica y biológicamente de forma desnaturalizada. El zen apuesta por la negación del raciocinio lógico. Lo que realmente cuenta es la intuición activada en un despertar individual y único de manera espontánea. Se trata de alcanzar la intuición propia a través de la búsqueda del ritmo cósmico dentro del individuo.

El zen es una vivencia y no un doctrinarismo por tanto exige una aproximación basada casi exclusivamente en la práctica. Posturas, ritmos del cuerpo y de la mente sirven de ayuda para alcanzar una actitud más integradora con el universo. La búsqueda de la serenidad y el enriquecimiento de la vida espiritual desde la no-intencionalidad (el wu-wei taoísta ) y desde la vida cotidiana es el objetivo que persigue el zen. 
LA NO INTENCIONALIDAD, LA NO FINALIDAD (el wu-wei taoísta)
"Una vida dedicada, por paradójico que parezca, a la búsqueda de un fin está vacía de todo contenido; es una persecución incesante que "falla" siempre. Solo cuando no hay fin ni prisa quedan los sentidos humanos solamente disponibles para recibir el mundo".

Occidente está obsesionado con el concepto de esfuerzo, de tensión continuada por la conquista y anticipación del futuro, de competitividad y eficacia.

Para Oriente el concepto de esfuerzo se entiende como sentido del ritmo y goce de la realidad presente.

"El tiempo no es nada, es una entidad minusválida que tienen mucho más de mental que de real".
LOS MONJES ZEN Y LOS LAICOS 

La vida del monje es muy dura. No obstante abren sus monasterios a los laicos profanos en todos los ámbitos de la vida: Actividades artísticas y manuales, meditación etc...

Algunos laicos acuden cada mañana a practicar un rato de "zazen" en el monasterio más próximo o bien privadamente en su domicilio.

Al laico no se le exigen especiales renuncias, no se le imponen prácticas morales tan sólo se le orienta ayudando mediante tres ámbitos:

* El "zazen" o meditación sentada.
* El "gedo" que comprende las artes tradicionales: ceremonia del té, arreglos florales, dibujos etc...
* El "budo" que comprende las prácticas de las artes marciales, el tiro al arco, el kendo o esgrima, el aikido y el yudo.

EL "DO"

En japonés el sufijo "do" significa "arte" "camino", práctica aleccionadora sobre la manera de vivir, de la existencia. Aiki-do, Kon-do, Yu-do..., todos ellos ejercicios de entrega exclusivo a la tarea de la liberación.

Casi cada profesión, cada artesanado está considerado en Japón como un "do", es decir un Tao o camino, algo similar a lo que se designaba en Occidente con el nombre de "misterio".

Cada "do" era en un momento dado un método laico utilizado para el estudio de los principios adoptados del taoismo, del confucionismo y del budismo-zen.

Las artes, los "dos", recogen por tanto, la sabiduría de las tradiciones que se remontan a varios siglos.

En la vida diaria y cotidiana, en la vida profesional se presentan mil oportunidades de ejercitar la vivencia del ritmo auténtico que hace mención la filosofía zen:

- Al dar un sencillo paseo.
- Al soportar el vaivén del vagón del metro.
- Al conducir un coche.
- Al nadar en un lago.

Cualquier sencilla actividad cotidiana puede estar impregnada de espíritu zen. Comportándose de forma certera, sólo atendiendo al dictado último y espontáneo, libre de toda intencionalidad, con un interés atento, una finura de sensibilidad auténtica y una ascética vivificadora.

La manera equivocada de comportarse atendería a las siguientes prácticas:

- Abandono al automatismo distraido.
- Uso del malhumorado desdén.
- La atención a normas exteriores como, por ejemplo, el que dirán o el dictamen publicitario.
- Los malos y deshonestos hábitos. 


La manera acertada de comportamiento se resumiría en:

* Configuración de la persona de acuerdo a su naturaleza.
* Desnudarse o desprenderse del engaño de la construcción mental o concepción dualista en que nos encontramos inmersos: El bien-el mal, el premio-el castigo, el yo-el mundo exterior, lo bello-lo feo, la suerte-la desgracia...
ZAZEN 
El zazen o meditación sentada trata de hacer transcurrir el tiempo de manera que no quede presidido por ninguna intención, ni siquiera la de desembarazarse de la intención. Tratar de alcanzar una toma de contacto entre el yo y el mundo exterior (ruidos, objetos y otras manifestaciones), entre el espíritu y su contenido.

La contemplación sentada ayudada por una serie de posturas observadas - "Asanas" son las posturas de meditación observadas por la filosofía zen - persigue la imperturbabilidad de la esencia de la mente, lograr la pureza de la mente.

Concentración sin pensamientos (vaciada de toda intención, intentando no pensar en nada).

Al contrario que en la meditación "yoga" (dhyana yoga) donde se intenta concentrarse fija e intensamente en un objeto o en algo concreto, el zen trata de expulsar cualquier pensamiento de la mente. El objetivo perseguido es detener los procesos mentales que entretienen al hombre dándole la falsa idea de la realidad.

La meditación zen es más bien una desconcentración, una meditación sin objeto ni fin que excluye el proceso discursivo de la razón y la intervención de la imaginación. La meditación zazen se contempla como un recurso de liberación de la mente que trata de evitar la conciencia objetivante que cosifica la realidad.

El zazen trata de conseguir el ritmo energético-vibratorio adecuado para alcanzar un profundo recogimiento, con la atención desconectada de toda realidad, sin percibir el transcurso del tiempo ni del dolor.

La meditación es una forma de estar en el mundo, no una posición física (postura de Buda). La meditación es un tanteo en la búsqueda del ritmo del cosmos. No se busca nada concreto, ni nada distinto de lo que ya se tiene. Tan sólo se intenta alcanzar una zona de encuentro donde corregir las deformaciones de nuestra visión dualista (bueno-mal, aceptación-culpa-pecado, acertado-equivocado....)

El zazen trata de desembarazarse de todo tipo de pensamientos, imágenes y propósitos. Eliminar las distracciones (ruidos, olores, frío, calor etc....), todos los estímulos sensitivos, las preocupaciones, deseos y temores que ascienden del subconsciente con el fin de encontrar el vacío. Desterrar las sensaciones somáticas desagradables, pensamientos encadenados unos con otros que nos embargan confundiéndonos y haciendo nacer el sufrimiento. 
Todos los pensamientos no son más que un ir y venir vacío, sin substancia concreta, condenados a desaparecer en cada instante. El zazen intenta cortar las distraciones (el placer, el dolor), tomando serenamente conciencia de ellas y reduciéndolas a sus verdaderas proporciones, considerándolas como tan sólo una pequeña parte de un Todo. 

La meditación sentada o zazen se basa en la espontaneidad y en la no-intención cuyo fin es conseguir un estado desprovisto de toda intención y alcanzar un vaciamiento absoluto para así conquistar la imperturbabilidad y la pureza de la mente.

Este sistema de meditación zen se enfoca como un descanso, muy útil para encontrar el ritmo vital o para recuperarlo. Este ritmo vital hace referencia al ritmo energético o vibratorio adecuado para alcanzar el profundo recogimiento, con la atención desconectada de toda realidad y sin percibir el transcurso del tiempo y del dolor. Corregir en úlltima instancia las deformaciones de nuestra visión dualista de la realidad.
EL ETERNO AHORA Y LA ESPONTANEIDAD
Para una conciencia clara no hay ni pasado ni futuro sino tan solo el presente. El ahora, el "eterno ahora". Hacer de la "naturalidad original perdida" un hábito saludable y cotidiano es el objetivo que persigue el zen cada minuto. Sosegar la continua agitación de los procesos mentales de nuestro temperamento, a través del control y de la relajación.
LA RESPIRACIÓN EN ORIENTE: EL PRANA O EL KI 
La respiración es un medio de contacto con la energía cósmica denominado en sánscrito "Prana" y en japonés "Ki" (aliento/vitalidad) que inunda el cosmos y mantiene la vida. El "Ki" es la energía dinamizadora que disfruta de niveles, muy superiores a la fuerza física.

El "Ki" es captado a través de los ejercicios de la respiración y sirve para construir todo el proceso de cambio espiritual en el camino del zen. La respiración en Oriente se diferencia sustancialmente de la de Occidente en que la primera es abdominal y la última torácica. La respiración oriental es refleja y pasiva, abandonándose y dejando que sea el aliento el que marque el ritmo de respiración. Dejarse respirar, ser respirado es el procedimiento utilizado.
EL OJO DEL PRAJNA
La sabiduría intuitiva zen o "prajna" permite penetrar en el carácter relativo de todo lo que parece ofrecer una solución o constituir una realidad segura. El ojo del prajna percibe y piensa que la posición humana no es sino persecución de fines que desencadenan otros fines, un deseo de objetos a los que la fuga del tiempo vuelve tan insustancial como el viento.

La vida del hombre es una trampa fatal en la que el propio hombre es el predador y la propia presa al mismo tiempo. La toma de conciencia de la calidad de esta trampa fatal acontece cuando se produce una maduración y se asiste a una rotación en lo más profundo de nuestra conciencia.
La trampa fatal consiste en la creación de artificios, ideales, ambiciones y actos auto-propiciatorios, siempre superfluos.

El zen propone vivir "espontáneamente" pero sin buscar intencionadamente esa "espontaneidad". El zen también propone que cada cosa sea libre para ser lo que es, sin disociarse del mundo y sin esforzarlo en ordenarlo.
SUTRAS 
En el zen la enseñanza doctrinal carece de valor frente a la "iluminación" espontánea, pero no obstante sus textos (sutras) son muy apreciados y utilizados.

El discípulo-monje incrusta en su espíritu a fuerza de repeticiones innumerables la esencia de las enseñanzas de los sutras, de manera que llega incluso a constituirse en un reflejo condicionado de su proceder.

La vida mental del monje se reparte entre la "meditación" y la "recitación" infinitamente repetida de los sutras. El sutra es recitado a modo de salmodia.

La recitación repetida insistentemente se realiza de forma lenta en un principio y después cada vez más aprisa al son del batidor o molinete de oraciones.

El texto-sutra se imprime en el cerebro del discípulo con el mismo rigor que la música tibetana de los lamas, dando ritmo a su mente; injertando en ella el concepto de "vacuidad" para de esta forma captar la realidad de forma intuitiva.

Se persigue, una vez más, la anulación del proceso de raciocinio para obtener la "iluminación".

La mente explora el sutra, rumia su enunciado y busca todas sus consecuencias. Del contenido del sutra, de todas estas ideas nuevas, tan sólo queda un poso, desapareciendo ante la presencia arrolladora de la realidad.

En el zen la experiencia personal vivida se opone vigorosamente a la autoridad y explicación objetiva de los escritos sagrados, doctrinas e interpretaciones de sabios y eruditos. Siendo infinitamente más importante la experiencia de cada individuo.

El sutra es tan solo un apoyo, una ayuda para crear el ambiente o el clima para preparar la eclosión necesaria para alcanzar el satori o iluminación.

EL NUDO GORDIANO ZEN: LOS KOANS
El koan es un conjunto de anécdotas y reflexiones ininteligibles y contradictorias propuestas por el maestro al discípulo, donde se exponen y plantean problemas que no tienen solución por la vía lógica; acertijos insolubles que encierran una contradicción per se.

A través de la negación y la paradoja se pretende disgregar la conciencia racional, estimulando, al igual que el sutra, el preludio de la "iluminación".

Los koans son en definitiva un compendio de dichos de famosos maestros zen pronunciados en determinadas situaciones. Koan significa textualmente "documento" o "disposición legal".

En la actualidad se entiende por koan, la anécdota de un viejo maestro o el diálogo entre un maestro y un monje o también una apreciación o pregunta planteada por un maestro, una especie de prueba o examen.

"El té es el sabor del zen, el sándalo es el perfume del zen, el koan es su escolástica"

El discípulo da vueltas a la anécdota absurda (koan) no sólo durante el zazen o periodo de meditación sino en todos los momentos disponibles del día. El discípulo, entonces, se siente completamente estúpido, como si se hallase encerrado en un gran bloque de hielo, incapaz de moverse y de pensar. La mente siempre rumiando, hasta que la mente escapa al mundo de la lógica.

Un koan que pudiera explicarse dejaría de serlo porque perdería su fuerza, la ininteligibilidad que actúa como nueva dimensión a través de la cual se abre un portillo hacia la "iluminación". El koan aporta un brutal shock de ilógica y una aspiración espontánea hacia la iluminación inmediata. El koan prepara a la mente para abandonar el reino de las ideas-cosas a fuerza de desengaños y desilusiones e iniciar así un nuevo camino hacia la realidad más real y sencilla, hacia las cosas tal como realmente son (las cosas-cosas).
MANTRAS 

En los centros budistas diseminados por todo el mundo se practican ciertos cánticos llamados de alta energía acompañados de tambores, panderetas, cacerolas, moktaks (gongs), campanas y otros instrumentos se tratan de los mantras o especie de cancioncillas repetidas sucesivamente.

El mantra simplemente protege la mente, facilitándole una palabra con completa connotaciones como una alternativa a las dolorosas asociaciones que se adueñan de la mente de las personas. Trata de expulsar de nuestra mente las corrientes mecánicas de asociaciones y relaciones que nos alejan de la visión global, totalizadora de la realidad. 
EL JARDIN ZEN 

El jardín zen persigue dar vida en el espectador, el significado de las esencias ocultas bajo las meras apariencias. Para ello se utiliza el espacio de un modo puro y simbólico. Por ejemplo a través de la confección de un paisaje seco con diseño de surcos y crestas perfectamente proporcionados; trazados en la arena con un rastrillo de bambú.

Los elementos más empleados son la arena blanca, las rocas y el musgo. La piedra en el jardín zen rodeada de arena blanca, provoca ondas. La piedra simboliza la figura de un pensamiento que provoca ondulaciones (interferencias) distorsionando la realidad. El agua en reposo es el símbolo de la mente en reposo y refleja la realidad en toda su pureza.

El más famoso jardín zen se encuentra en Kyoto (Japón) y es el jardín de Ryonji. Se trata de un "Kara senzui" o paisaje seco, formado por arena blanca rastrillada y rocas estratégicamente colocadas. Tan sólo 15 piedras sueltas en una extensión de arena trillada son los elementos que forman Ryonji.

El arte zen se caracteriza por evocar, de forma sencilla la enseñanza del Mahayana (escuela budista que hace hincapié en el vacío y en la compasión como vehículos hacia la iluminación):

" La forma es vacío y el vacío es forma"


EL LOTO 


El loto es el símbolo budista de la iluminación pues sus raíces se hunden en el fango (de las pasiones humanas) mientras las hojas y flores se abren al Sol (símbolo de la pureza).

FUENTE:http://www.artedehoy.net/html/zen.html




H A I K U S - H A I K A I S - H A I K U S 


Un HAIKU o haikai es una composición poética japonesa que consta de 17 sílabas que pueden ser distribuidas en tres grupos de 5, 7 y 5 sílabas respectivamente. Su origen hay que buscarlo en la "renga" o poesía en cadena, especie de competición o juego poético que practicaban en la antigüedad, añadiendo versos de 14 sílabas a un primer verso dado como tema.

En la época moderna, entre los mejores cultivadores de "haikus" figuran los poetas:
- Shiki Masaoka (1867-1902) - Kyoshi Takahama (1874-1959)
El haiku es la forma de poesía especialmente zen. Es la poesía más pura y sin artificios. En términos budistas esta breve composición de 17 sílabas, expresa la esencia de cada cosas. El "haiku" por tanto es la expresión de una iluminación temporal que nos permite penetrar en la vida de las cosas.



HAIKU, la poesía más breve. El "haiku" es ese extraño poema japonés de 3 líneas que hace de la rigidez virtud y que sigue la pauta silábica: 5-7-5.
Es dificil expresar una idea atendiendo a las estrecheces de nuestro intelecto. La rigidez de nuestras palabras hacen que nunca consigamos decir con exactitud lo que pensamos, lo que sentimos en cada momento. Nuestras inquietas emociones cambian continuamente y burlan con su errático devenir el poder de nuestra mente. La comunicación es por definición imperfecta entre nuestros congéneres. Sirvámonos, pues, de la síntesis, del extremo esfuerzo de lo breve, para destilar la esencia de nuestro pensamiento y así apuntar certero, con extrema precisión en el centro de la diana de las ideas.
El arte del "Haiku": Como todo lo que realmente merece la pena, cuesta alcanzarlo. Un buen haiku, requiere un proceso de elaboración muy detallado y laborioso, pero a cambio el resultado es de suma belleza, provocando un especial deleite en su contemplación, dado su sencillez y su fuerza. Ritmo y sonoridad que acompañan a su liviano estructura para albergar en 17 sílabas la esencia mágica de una idea.


HAIKUS, de nuevo HAIKUS

Que tiempos aquellos / cuando aún quedaban / pequeños besos. 

Que tiempos aquellos / cuando aún quedaban / pequeños sueños. 

Que tiempos aquellos / cuando aún quedaban / aún, esperanzas. 

Los arquetipos/ hacen el pensamiento / un pobre demente. 

Pobre locura, / vence el sinsentido, / tu te has ido. 

Pobre sinrazón, / lagunas negras surgen / de lo más hondo. 

Los frenos del tren / saben que estás lejos / chirrían fieros. 

Faltan las sílabas / para decirte, amor / que vivo por ti. 

Un haiku dulce / como un susurro quedo / en la distancia. 

Retumba sorda / la balada amarga / río de lágrimas. 

Si no te pienso / absurdo es el mundo / si no te tengo. 

Un haiku feo / la sorda realidad / retumba fuerte.

FUENTE:http://www.artedehoy.net/html/haikuszen.html


LA CASADA INFIEL



Y que yo me la llevé al río
creyendo que era mozuela
pero tenía marido.
Fue la noche de Santiago
y casi por compromiso.
Se apagaron los faroles
y se encendieron los grillos.
En las últimas esquinas
toqué sus pechos dormidos;
y se me abrieron de pronto
como ramos de jacintos.
El almidón de su enagua
me sonaba en el oído
como una pieza de seda
rasgada por diez cuchillos.
Sin luz de plata en sus copas
los árboles han crecido
y un horizonte de perros
ladra muy lejos del río.

Pasadas las zarzamoras,
los juncos y los espinos,
bajo su mata de pelo
hice un hoyo sobre el limo.
Yo me quité la corbata
ella se quitó el vestido.
Yo el cinturón con revólver.
Ella sus cuatro corpiños.
Ni dardos ni caracolas
tienen el cutis tan fino,
ni los cristales con luna
relumbran con tanto brillo.
Sus muslos se me escapaban
como peces sorprendidos,
la mitad llenos de lumbre,
la mitad llenos de frío.
Aquella noche corrí
el mejor de los caminos,
montado en potra de nácar
sin bridas y sin estribos.

No quiero decir por hombre,
las cosas que ella me dijo.
La luz del entendimiento
me hace ser muy cometido.
Sucia de besos y arena
yo me la lleve al río.
Con el aire se batían
las espadas de los lirios.

Me porté como quien soy.
Como un gitano legítimo.
La regalé un costurero
grande, de raso pajizo,
y no quise enamorarme
porque teniendo marido
me dijo que era mozuela
cuando la llevaba al río.

Federico García Lorca


miércoles, 24 de octubre de 2012



Las flores de cerezo se han caído.
Cada uno de los pétalos es un trozo de mi amor.
Incluso ahora, sigo soñando con poder verte esta primavera.
Las flores de cerezo se están dispersando.

Desde la ventana del tren yo podía ver
El rastro de aquel día
En el que en un gran puente nos conocimos.
La hora de que nos graduáramos llegó
Y tú te marchaste de la ciudad.
En la colorida ribera, busco vivir de nuevo aquel día.

Nuestros caminos se separaron
Y aquella bonita primavera llegó a su fin.
Mi futuro es como una flor de cerezo,
Eso me hace sentirme asustada.
Este año, de nuevo, las flores de cerezo se ven caer
A través de la ventana del tren Odakyuu.
Dentro de mi corazón
Puedo oír tu voz.

Las flores de cerezo se han caído.
Cada uno de los pétalos es un trozo de mi amor.
Incluso ahora, sigo soñando con poder verte esta primavera.
Las flores de cerezo se están dispersando.

Lo primero que te escribí en la carta
Fue “estoy bien”.
Has notado que era una pequeña mentira, ¿verdad?
Incluso en la ciudad
Es primavera.
Las flores han regresado otro año más.

Estos días los voy a pasar sin ti,
Pero gracias a eso, maduraré.
¿Olvidaré todo?
“Te amé”.
Entre mis manos tengo pétalos de una flor de cerezo.
Ahora, la primavera abriga a mi solitario amor.

Las flores de cerezo se han caído.
Cada uno de los pétalos es un trozo de mi amor.
Incluso ahora, las fuertes palabras que me dijiste
Permanecen en mi corazón; los pétalos bailan junto al viento.

Las flores de cerezo se han caído.
Cada uno de los pétalos es un trozo de mi amor.
Aquellos días en los que deseé volver a revivir aquella primavera
junto a ti
Desaparecerán en el cielo.

Las flores de cerezo se han caído.
Ando mientras disfruto de la primavera.
El sueño de volver a vivir junto a ti otra primera
Hace que sienta un fuerte dolor en el pecho; los pétalos bailan
junto al viento.


desconozco el autor


martes, 23 de octubre de 2012

7 de octubre de 2O12
LAO-TSÉ (Lao-Tzú) **by TONI JIMENEZ



La vía de menor resistencia, la vía del esfuerzo menor: fluir
(Se cómo el agua: dúctil)



Yo soy yo y tú eres tú. Estamos produciendo seres humanos
Yo no he venido a este mundo a vivir enfermos para tener una economía
de acuerdo a tus expectativas y, tú sana.
no has venido a este mundo a vivir
de acuerdo a las mías, pero nos hemos ERICH FROMM
encontrado y es hermoso.
F. PERLS



Antes que nada, quisiera pedir perdón por ser tan osado y hablar de Lao-Tsé, pues ¿cómo se puede hablar de alguien que está fluyendo, que está convirtiéndose constantemente, dónde la llegada es la salida y, por lo tanto jamás se podrá llegar a una conclusión? Esa es su belleza, ese es su aroma. Es una flor única. Como toda flor, puedes oler su fragancia, embriagarte con su perfume pero, si la tomas con la mano morirá. No te puedes convertir en representante de una fragancia. Una flor ha nacido en un claro del bosque, es posible que nadie la identifique, que nadie pueda apreciar su belleza, pero ella seguirá con su esplendor, con sus gotas de rocío esparciendo toda su plenitud en la existencia. No le importa si tú sabes de su existencia o no, ella no tiene ego y, por lo tanto, seguirá creciendo en sus inconmensurables miríadas de belleza y luminosidad. Cuando uno mira esa flor se tiene la sensación de que estás escuchando la música de la existencia. Si has comprendido esto, es posible que tengas un acercamiento a Lao, porque con Él, te vas a sentir perturbado, tu lógica se hará añicos. Algo salvaje vas a captar desde lo más recóndito de tu ser, algo que va a movilizar lo más arcaico, lo más primitivo, lo más instintivo en ti y, que tú ya creías extinguido. Él mismo nos dice lo siguiente: “Todo el mundo parece tan seguro de sí mismo, menos yo. Todos parecen tan bien definidos, menos yo. Yo permanezco muy indefinido, ambiguo. Exactamente no sé dónde estoy o qué soy o qué no soy. No sé cómo definir el yo o el otro. No sé dónde se separan "yo" y "tú". Lao ha declarado su fluir, no tiene demarcaciones: la consciencia sin frontera, y solo fluyendo entrarás en su corriente, no puedes encajarle en una conclusión.
Cuentan algunos historiadores que, tal vez, Lao-Tsé no existió. Que sus analectas son una recopilación de varios autores taoistas. Pero Lao existió, tuvo que existir, yo soy el testimonio vivo de ello, por el simple hecho de que yo existo. Cuando leí su obra me quedé atónito: me estaba leyendo a mí mismo. Su visión es mi visión: ambos somos existenciales, o sea, no hay visión. Puro fluir, pura comprensión que desvela lo que hay: no se adelanta, no se atrasa, está presente y, ¿cuánto dura el presente? Si el tiempo lo manifiesta la mente, ¿qué hace la mente en presente? Nada, queda desactivada, y al quedar desactivada se desvela la energía inadvertida, vibrante, dinámica y amorosa. Si intentas hablar del presente, el solo intento te aleja de él, cuando lo haces ya es pasado y has perdido el verdadero presente. El presente hace sin pretender. En otros términos: le suceden las cosas. Si no partes de aquí, no podrás fluir con Él, te será muy difícil su comprensión, pues solo le comprenderás cuando captes que la eternidad se ha infiltrado en el tiempo. Por eso, Él es una categoría en sí, no le puedes poner demarcaciones, sobrepasa los límites, ¿cómo puedes catalogar el fluir? Para entrar en su comprensión uno debe ser Él. Y Él, no es producto de ningún análisis dialéctico, puesto que no usa la mente, ésta es un mero altavoz del ser, aunque tú estés escuchando su hablar. Él habla para ti porque es lo único que puedes “entender”, porque solo vives en la cabeza. Te dará pistas, insinuaciones, acercamientos, te mostrará la puerta, pero no te hablará de la verdad porque no puede ser mostrada. Su libro-Tao Te King (Ching)- comienza: "El Tao que puede decirse no es el verdadero (absoluto) Tao". ¡Menudo órdago te ha lanzado! De sopetón te ha quitado la mente, te ha dejado desnudo ante ti, ¿qué harás ahora, cómo indagarás la verdad sin tu mente?
Lao es paradójico, pero resulta que la existencia es paradójica (más allá de la lógica), Él no añade ni quita nada, fluye con ella. Es un portavoz de ella. La paradoja consiste en que los opuestos se aproximen, se junten y formen un todo. Eso la mente no lo acepta por su propia naturaleza: ella es lógica, lo ha creado y se perturba. Ahora tiene conflictos con la existencia e intenta dominarla y, como habita el mismo cuerpo que el ser y el corazón tú te encuentras dividido. La mente lógica no puede coexistir con la existencia paradójica y, es debido a ello que Lao trata de acercarte a la existencia a través de la comprensión.
En la tradición china uno encuentra el equivalente a la griega: Aristóteles es Confucio y Mencio: lo masculino, la lógica, la razón, la educación, las matemáticas: un economista hace cálculos sobre los melones que va a producir un terreno, pero una tormenta arrasa la cosecha y ahora todo se desvía hacia la especulación. Quieren hacer encajar la realidad en las matemáticas y, no es de extrañar que el universo se haya convertido en un logaritmo. Ya no ves las estrellas, no aprecias el fulgor de su titilar, simplemente las cuentas, mides las distancias (espacio-tiempo), se ha convertido todo en cifras, todo es abstracto, hasta tu amor es abstracto. Heráclito es Lao-Tsé, solo fluye: no te puedes bañar dos veces en el mismo río: por lo tanto no hay especulación. ¿En estos momentos de crisis la tierra ha dejado de producir vegetales para alimentarnos? No, alguien está especulando? Sí. Lao se mueve al ritmo del ser, al ritmo de su corazón, en sintonía con la existencia, dejando que las cosas sucedan a su gusto. No se opone a sí mismo:

Sin obrar la gente se reforma.
Sin violencia la gente se vuelve honrada.
No empleo la fuerza y la gente se enriquece.
No poseo ambiciones ni deseos y la gente retorna a
la vida buena y sencilla.

Tiene un respeto tremendo por la naturaleza humana, sabe que si no puedes confiar en los demás no podrá confiar en sí mismo ni tampoco en la desconfianza de ti mismo. Sabe que sin esta confianza que subyace en toda la naturaleza, tú te encontrarás paralizado, pues uno y la naturaleza son el mismo proceso. Sabe también que los caminos preconcebidos no son siempre coincidentes con la naturaleza, pero a pesar de ello, su fe inquebrantable en la naturaleza sabe que supone correr riesgos, pero esos riesgos son imprescindibles para la libertad. La libertad es libre necesidad. Hoy en día tenemos un exceso de leyes que debemos cumplir con el objeto de mantener la seguridad personal. Pero esta supuesta seguridad ha llevado a la sociedad al autoestrangulamiento porque todos vigilan a todos convirtiéndonos en sospechosos a los ojos de los demás. La mayoría de las personas piensan que se pueden forzar los acontecimientos desviándose del fluir de la naturaleza, pero aunque pienses eso, actúas dentro del fluir de las cosas, puesto que, las cosas son como son y tú formas parte de las cosas que son como son y, al comprender este hecho desaparecen las discrepancias entre tú y la naturaleza. Porque tu modo particular e inédito de actuar es el modo particular de existir de la existencia. Es la interdependencia mutua: en este mismo instante todo está sucediendo al unísono, nada se adelanta ni se atrasa con respecto a lo demás. ¿Te has percatado? La naturaleza opera, se auto organiza en sí misma sin consultar ningún tratado de conocimientos. Los árboles crecen sin consultar ningún manual de biología, los ríos fluyen hacia el mar sin ninguna pretensión. Tú no lates tu corazón, tu corazón late en presente: no puede latir para mañana, solo para el momento, pero tú a través de la ansiedad (salir del presente y entrar en el tiempo) lo forzarás a salir del latido presente y provocarás un "infarto". Todo eso que subyace en todas las cosa es el fluir, el Tao. Veamos que ocurre en el encuentro entre una persona que fluye: Lao-Tsé (Lao Tan o Li Ert) y otro que intenta "dominar" su propia naturaleza: Confucio (K´ung Fu-tzu). Confucio fue considerado, en aquella época, como una de las personas más sabias de China. Es asesor del emperador y de las altas personalidades del imperio. Toda su vida ha estado dando consejo a los demás, amonestando a todo aquel que fuera más allá de los límites de la educación y la moral establecida. Era un experto en "ayudar" a los demás, pero no supo ayudarse a sí mismo. La sabiduría que empleaba hacia los demás no le sirvió para él y se sentía infeliz. Estas personas acaban sintiendo el tedio y el mecanicismo de los hábitos adquiridos. Una chica estupenda entra en la consulta de un psiquiatra, el citado psiquiatra se la queda mirando y ante tanta belleza no puede reprimir su energía y la soba y la besa. Cuando termina le dice: “Este es mi problema, ahora cuénteme el suyo". A veces te pones en manos de personas que están peor que tú. Confucio, al no sentirse feliz inició la búsqueda de una persona que le pudiera aconsejar. ¡Qué ironía, él, que toda su vida había estado aconsejando a los demás! Sus pesquisas le condujeron hasta Lao-Tsé. Estaba ante un hombre prácticamente desconocido, un anciano, una persona íntegra con una gran agudeza y perspectiva. Confucio sintió que aquel hombre trasmitía algo especial, algo misterioso que le llegaba a su ser. Se sintió perturbado e hizo la primera pregunta: "¿Qué piensas acerca de la moral, que piensas acerca de cultivar un buen carácter? Lao-Tsé irrumpió a carcajadas y le contestó: "Solo una persona que es inmoral piensa acerca de la moral y, solo una persona que no tiene carácter piensa en el carácter. Un hombre de moralidad no sabe lo que significa la palabra "moral" y un hombre de carácter se olvida completamente de la palabra carácter. Así que no seas tonto y no intentes cultivarte a ti mismo. Simplemente sé natural". Detrás de toda virtud consciente se esconde un vicio oculto. Otra vez la paradoja surge en él. Aquello perturba a Confucio, lo altera y rompe toda disciplina alcanzada con la educación. Todo su saber se derrumba ante aquel vendaval de energía. Tanto es así que, al encontrarse con sus discípulos que le están esperando, no puede mostrar sus educadas actitudes. Al preguntarle sobre lo que había ocurrido, Confucio contestó: "Esperad un momento que me recupere, ese hombre es peligroso. He oído de grandes animales como elefantes y sé cómo caminan, he oído hablar de animales ocultos en los océanos y sé cómo nadan; he oído hablar de aves que surcan los cielos alrededor del mundo y sé cómo vuelan. Pero quiero que sepáis que este hombre es un dragón. Nadie sabe cómo vive, nadie sabe cómo camina, nadie sabe cómo vuela. Jamás os acerquéis a él, es un abismo, es como la muerte". Lao es un mensajero de la naturaleza, está impregnado de inocencia y de la vitalidad del ser en plena sintonía con la espontaneidad. Confucio ha perdido la capacidad de sorprenderse, al sacarle de la disciplina, de la educación, ha perdido el control. No sabe lo que tiene que hacer porque aquello no encaja en su educación preconcebida y toma la huida como solución. Ha perdido una gran oportunidad para transcender. Aquella experiencia era desconocida para él puesto que no había sido elegida, no tenía enfoque mental para ella: Confucio se mueve en la mente y la mente elige porque es dual, está dividida, pero aquello no lo pudo elegir y Lao lo llevó hacia lo existencial: la consciencia. Confucio ha elegido para llegar a sí mismo el camino del esfuerzo y la voluntad. Para ello necesita indagación, disciplinas, métodos, creencias, consejos, educación… Tiene mucho que hacer: está lleno de “deberías”. Quiere encajar la existencia en sus métodos y para ello necesita dominarla: ha preparado las preguntas ante Lao, pero éste no ha preparado las respuestas: es espontaneo, está conectado con la existencia y es esta la que responde. Pero lo más preocupante para Confucio es que necesita tiempo para conseguir el objetivo. Ahora el tiempo es una necesidad, sin darse cuenta que acabará entrando en la ansiedad y la desesperación. Es por eso que le pide opinión a Lao por esos métodos que a él mismo no le han servido. Lao, en cambio, no tiene métodos, no elige, simplemente se entrega, no hace esfuerzos: Wu wei, hacer sin pretender: inacción en la acción. Sabe que acabará agotado como Confucio. Sabe que quedará atrapado en el propio método. Fluir es no elegir uno de los opuestos, por lo tanto, no hay esfuerzo de rechazo porque son complementarios. Del no esfuerzo surge la energía, del esfuerzo quedarás agotado. Su entrega permite que los acontecimientos lleguen a él. No pregunta por lo divino, no indaga, él es receptivo, es femenino, cambia la voluntad por la entrega: AMOR. Mantiene la puerta abierta para que por sí solo penetre lo divino (no-dividido: total) ¿Has oído de alguna mujer que haya creado una religión? No lo necesitan. Toda mi vida se ha encaminado hacia lo femenino. Estoy conteste con Goethe: “El eterno femenino brilla en mi…” ¿Qué pasa cuando uno elige? Pues que aparece lo opuesto. Escoger es masculino, no escoger es femenino. Elegir significa también rechazar y, si quieres llegar a ser total no puedes escoger; no hay dos totalidades, solo una. Cuando no eliges cubres necesidades; cuando eliges intentas cubrir deseos, pero estos citados deseos son insatisfechos porque la mente es imparable provocando deseos: el deseo es el sufrimiento. Escuchemos de nuevo a Lao-Tsé:
“Cuando cada uno reconoce que la belleza es bella entonces sabe que la fealdad existe; cuando cada uno reconoce que la bondad es buena entonces sabe que la maldad existe. Ser o no ser se engendran mutuamente; dificultad y facilidad se complementan mutuamente; largo y corto se contrastan mutuamente; alto y bajo se proponen mutuamente;… antes y después se suceden mutuamente”.
Lao se mueve en la consciencia, siente que la unidad orgánica no es dual. Es total. Él si es un auténtico ecologista. Sabe que los opuestos son complementarios y se suceden. Lo ve todo como un continuo, no está dividido, no ha caído en la esquizofrenia. Lao posee una sabiduría tan profunda que penetra en el centro de tu ser y sabe que te estás engañando. Dice que si eres muy bueno, debes haber hecho mucho mal y ahora quieres compensarte a través del arrepentimiento. Si la mente entra en la observación divide la realidad a través de los pensamientos.
Sobre todo, en Occidente, las personas hemos sido educadas en los conceptos aristotélicos de la lógica, la razón y las matemáticas. Todas nuestras universidades funcionan así. Y, en otro sentido, en el materialismo espiritual de inspiración juedeocristiana. Ambos conceptos consideran frustrantes la lógica paradójica que preconiza Lao-Tsé y demás taoístas, así como Heráclito, Pitágoras… en Grecia y más tarde Leonardo, Bruno, Spinoza y Brandt con su panteísmo orgánico. Y, es frustrante, porque ellos piensan que es un obstáculo para el progreso. Pues para ellos, el progreso funciona a través del pensamiento lineal que provoca su visión del tiempo y la historia. En cambio, los taoístas y los panteístas orgánicos siguen a la Naturaleza que es cíclica. El eterno devenir del que nos habla Heráclito y Nieztsche. Las personas que preconizan el pensamiento horizontal, lineal, piensan que deben mejorarse -¿se consideran inadecuados?- ellos y la sociedad a través del dominio de la Naturaleza. Para ello emplean métodos dónde prevalezca el placer y no el dolor; la riqueza y no la pobreza; la salud y no la enfermedad; la abundancia y no la carencia… Y, por ello, no les queda más remedio que emplear armamento para imponer sus ideales. Fármacos para controlar la salud con el efecto deleznable de la iatrogenia dónde el resultado es más peligroso que la enfermedad. Energía nuclear, dónde una posible explosión o escape de los residuos que generan nos ponen en peligro. Cultivos industriales y transgénicos que destruyen la biodiversidad. Transportes automotores movidos por combustibles no renovables que contaminan al transeúnte y a la propia naturaleza. Métodos, en fin, que crean más problemas de los que resuelven. ¿Por cuánto tiempo puede durar este sistema lineal? Pero lo más macabro, resulta ser, como consecuencia del pensamiento lineal, es que nos obligan a ser buenos, guapos y sanos por imposición y por ley. Pues consideran la naturaleza como algo a someter y forzar, y no como algo a seguir: ecologismo.
Tu mente pertenece a la sociedad, no te pertenece a ti, te es dada bajo las bases de la cultura imperante que se proyecta en el tiempo lineal. ¿Necesitas la mente para comunicarte contigo mismo? Tú ser, tu corazón están aquí y ahora, allí dónde vas te acompañan: es tú original. Cuando más te educas, más te alejas de la fuente original. Así, vemos, como otro taoísta llamado Lun-Yu nos dice: “La Naturaleza nos hace a todos iguales, la educación nos separa”. Ya es hora de que empecemos a des-aprehender, pues vives en el “Velo de Maya”. Pero volvamos de nuevo a Lao-Tsé para ver que nos propone para “mejorarnos”:
“Si no te sientes bien tal como eres te supondrá un gran esfuerzo ser mejor. Date cuenta de que estás bien tal como eres y mejorarás de forma natural.”
Antes de continuar, date cuenta de que Él está hablando a tu “natural”, Él está en la “lógica” de la Naturaleza que es la paradoja. Él no está hablando a tu lógica, pero tú sí estás escuchando desde la tuya que es abstracta y que no sirve para fluir con la existencia, pues no puedes aplicar las palabras a la Naturaleza. Entiende a Lao, Él, NO ESTÁ INTERESADO EN EDUCARTE, ÉL ESTÁ INTERESADO EN ILUMINARTE. Él quiere que vuelvas a la fuente original, al reposo de dónde saliste. No vienes de ningún sitio, surges como la rosa del rosal. Lao sabe que el ciclo de vida-muerte se sucede como todos los correlatos. Sabe que para fluir, los opuestos son complementarios que se convierten en un “continuum”. Te dice que no te apegues a ninguno de ellos, porque entonces cortarás el fluir. A un maestro de zen le preguntaron en una ocasión que se sentía cuando uno se ilumina. “Cuando tengo ganas de comer, como. Cuando tengo ganas de cagar, cago y, cuando tengo ganas de dormir, duermo”. “Eso también lo hago yo”, contestó el interlocutor. “No, tú haces eso y a la vez estás haciendo otra cosa”. “Lo comprendéis o no lo comprendéis”. Y, digo yo: ¿Acaso lo correcto no es lo fácil? Pero volvamos al sutra con Lao: “Cómo mejorarnos”. Lo primero que te dice es que te aceptes, porque si no te aceptas, ¿dónde irá a parar lo no aceptado? Si no te aceptas estarás viviendo con tu enemigo. “No te resistas al mal y el mal morirá”, nos dice Jesús. Jesús debe haber conectado con el campo mórfico de Lao-Tsé (Lao nació 500 años antes que Jesús), ha captado la esencia del wu wui: inacción en la acción, hacer sin pretender. Los teólogos cristianos deben estar preocupados con esta paradoja de Jesús, de hecho no han conseguido solucionarla, es un enigma para ellos. “No te resistas al mal y el mal morirá”. Y, sólo así sobrevivirás, porque el mal llamado mal, siempre se está autoprotegiendo, creando nuevas formas defensivas: autoculpando, desconfianza, auto defensa, racionalizando y planificando formas destructivas. Pero, cuando uno no se resiste al mal, este acaba muriendo por sí mismo o, ¿acaso lo blando no disuelve lo duro?
“La sustancia más blanda del mundo disuelve la más dura”
Cuando el amor llega uno se vuelve suave, tierno, femenino… es el disolvente del odio, del mal, de la dureza… si luchas sales derrotado. Y, ¿cuál es la derrota? La pérdida de la suavidad, del amor y la comprensión.

Antonio Jiménez, de “Encuentros con personas que me llevaron a mi” .