lunes, 22 de septiembre de 2008

POEMA



El color del agua al crepúsculo, es aún blanco.
las ascuas del ocaso, en la sombra se atenúan
El loto movido por el viento
es un abanico roto.
La onda lunar que avanza, un hilo
de gemas.
Cantando los grillos llaman
y se responden.
Los patos mandarines duermen en parejas
Pero los pasos entran
en el camino del regreso.








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