jueves, 18 de septiembre de 2008

lA CABEZA DEL RAWI by RUBEN DARIO


I

¿Cuentos quieres, niña bella?
Tengo muchos que contar:
de una sirena de mar,
de un ruiseñor y una estrella,
de una cándida doncella
que robó un encantador,
de un gallardo trovador
y de una odalisca mora,
con sus perlas de Bassora
y sus chales de Lahor.

II

Cuentos dulces, cuentos bravos,
de damas y caballeros,
de cantores y guerreros,
de señores y de esclavos;
de bosques escandinavos
y alcázares de cristal;
cuentos de dicha inmortal,
divinos cuentos de amores
que reviste de colores
la fantasía oriental.

III

Dime tú: ¿de cuáles quieres?
Dicen gentes muy formales
que los cuentos orientales
les gustan a las mujeres;
así, pues, si eso prefieres
verás colmado tu afán,
pues sé un cuento musulmán
que sobre un amante versa,
y me lo ha contado un persa
que ha venido de Hispahán.

IV

Enfermo del corazón
un gran monarca de Oriente,
congregó inmediatamente
los sabios de su nación;
cada cual dio su opinión,
y sin hallar la verdad
en medio de su ansiedad,
acordaron en consejo
llamar con presura a un viejo
astrólogo de Bagdad.

V

Emprendió viaje el anciano;
llegó, miró las estrellas;
supo conocer en ellas
las cuitas del soberano;
y adivinando el arcano
como viejo sabidor,
entre el inmenso estupor
de la cortesana grey,
le dijo al monarca: ?!Oh Rey!
Te estás muriendo de amor.

VI

Luego, el altivo monarca,
con órdenes imperiosas
llama a todas las hermosas
mujeres de la comarca
que su poderío abarca;
y ante el viejo de Bagdad,
escoge su voluntad
de tanta hermosura en medio,
la que deba ser remedio
que cure su enfermedad.

VII

Allí ojos negros y vivos;
bocas de morir al verlas,
con unos hilos de perlas
en rojo coral cautivos;
allí rostros expresivos;
allí como una áurea lluvia,
una cabellera rubia;
allí el ardor y la gracia,
y las siervas de Circasia
con las esclavas de Nubia.

VIII

Unas bellas, adornadas
con diademas en las frentes,
con riquísimos pendientes
y valiosas arracadas;
otras con telas preciadas
cubriendo su morbidez;
y otras, de marmórea tez,
bajas las frentes y mudas,
completamente desnudas
en toda su esplendidez.

IX

En tan preciada revista,
ve el Rey una linda persa
de ojos bellos y piel tersa,
que al verle baja la vista;
el alma del Rey conquista
con su semblante la hermosa,
y agitada y ruborosa
tiembla llena de temor
cuando el altivo Señor
le dice: ?Serás mi esposa.

X

Así fue. La joven bella
de tez blanca y negros ojos,
colmó los reales antojos
y el Rey se casó con ella.
¿Feliz, dirás, tal estrella,
Emelina? No fue así:
no es feliz la Reina allí
la linda persa agraciada,
porque ella está enamorada
de Balzarad el rawí.

XI

Balzarad tiene en verdad
una guzla en la garganta,
guzla dúlcida que encanta
cuando canta Balzarad.
Vióle un día la beldad
y oyó cantar al rawí;
de sus labios de rubí
brotó un suspiro temblante…
Y Balzarad fue el amante
de la celestial hurí.

XII

Por eso es que triste se halla
siendo del monarca esposa,
y el tiempo pasa quejosa
en una interior batalla.
Del Rey la cólera estalla,
y así le dice una vez:
?Mujer llena de doblez:
di si amas a otro, falaz.?
Y entonces de ella en la faz
surgió vaga palidez.

XIII

?Sí ?le dijo?, es la verdad;
de mi destino es la ley:
yo no puedo amarte, ¡Oh Rey!
porque adoro a Balzarad.?
El Rey, en la intensidad,
de su ira, entonces, calló;
mudo, la espalda volvió;
mas se vía en su mirada
del odio la llamarada,
la venganza en que pensó.

XIV

Al otro día la hermosa
de parte de él recibió
una caja que la envió
de filigrana preciosa;
abrióla presto curiosa
y lanzó, fuera de sí,
un grito; que estaba allí
entre la caja, guardada,
lívida y ensangrentada
la cabeza del rawí.

XV

En medio de su locura
y en lo horrible de su suerte,
avariciosa de muerte
ponzoñoso filtro apura.
Fue el Rey donde la hermosura,
y estaba allí la beldad
fría y siniestra, en verdad,
medio desnuda y ya muerta,
besando la horrible y yerta
cabeza de Balzarad.

XVI

El Rey se puso a pensar
en lo que la pasión es,
y poco tiempo después
el Rey se volvió a enfermar.

9 comentarios:

Andrea dijo...

Hermoso poema.. de esas bellezas que pocos comprenden, de pasión tormentosa y contagiante. El Príncipe Rubén Darío tenía que ser.

Sammy Way Iero!! dijo...

que lindo poema lastima que no todos podemos apreciar el mensaje que nos transmite....

alex dijo...

como hago para encontrar El negro ali

alex dijo...

como hago para encontrar El negro ali

alex dijo...

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Anónimo dijo...

Cuentos quieres niña fella?
Conozco mas de un millar
el cuento de un militar
de un redactor de La Estrella
de las ruinas de Pompeya
Y de un gringo conservador
de la muerte de un doctor
en manos de una doctora
Y el cuento de una señora
que le rezaba al señor

Anónimo dijo...

Cuentos alegres o tristes
picantes y colorados
historias largas o chistes
te cuento lo que dijistes
cuando aprendias a hablar?
Tambien te puedo contar
la vida de mi vecino
o los cuentos de camino
de Jeronimo Aguilar

Anónimo dijo...

Pideme uno prontamente
pues me han contado amigos varios
que cuentos de mandatarios
le gustan mucho a la gente
y teniendo esto presente
el que te pienso contar
se trata de un presidente
y me lo conto un teniente
que vino de otro lugar.

Anónimo dijo...

Solo Ruben Dario, les recomiendo: Ali, Los motivos del Lobo y La Muerte de la Emperatriz de la China