viernes, 3 de octubre de 2008

UN POEMA DE HAN YU


"Centellea la montaña esmaltada de flores; las
nitidas cascadas se tiñen de un suavísimo azul,
en la exacta armonía de los colores yuxtapuestos.
De trecho en trecho, nos salen al camino pinos y encinas de robustos troncos y soberanas copas.
De piedra en piedra, franqueo los torrentes; cantan
las aguas saltarinas, y por la abertura de mi
túnica recibo la caricia tibia de la brisa.
¡Oh, qué felicidad pasar así toda la vida! ¿Por qué,
pues, inclinarse ante los demás hombres y
seguirlos? ¡Ah, si fuéramos dos o tres compañeros
para permanecer aquí hasta la vejez, sin
hablar nunca de retorno!"

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