viernes, 3 de octubre de 2008

PLACER DE UNA NOCHE DE VERANO by WANG WEI




Se va quedando lejos
nuestra natal montaña
y la Luna nos guía.
Una pródiga escarcha
argenta nuestras túnicas
y vuelve más pesadas.
De pronto, nuestra vista
quiere medir distancias
que recorrimos juntos,
pero la bruma blanca
se tiende por el éter
y ahoga la campaña.
Mano en mano seguimos
a la rústica granja
donde viejos amigos
esperan la llegada.
Ahora nos hundimos
por una senda llana
sombría de bambúes
que abanican la marcha.
Estamos todos juntos.
¡Qué deleitosa gracia!
De perfumado vino
llenan mi frágil taza
y la canción modulo
del viento en la enramada.
Al escuchar mis notas
los ruiseñores cantan,
preludian los insectos
y croan, croan las ranas.




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