Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro;
está mudo el teclado de su clave sonoro,
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.
El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.
Parlanchina, la dueña dice cosas banales,
y vestido de rojo piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.
Rubén Darío
2 comentarios:
Uno de mis poemas preferidos. Me encanta l mundo de los cuentos.
Besos
A mi tambien Carmen.
Por eso a pesar del tiempo, sigo leyendo Las mil y una noches.
Más atrás en Mitologia coloqué algunos cuentos .
Besos Isthar
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