domingo, 30 de noviembre de 2008

DEVOLVIENDO LOS CUMPLIDOS AL AYUDANTE DEL PREFECTO, SEÑOR CHANG




En el ocaso de la vida
la tranquilidad es mi única alegría.
Los diez mil asuntos
cesan de turbar mi corazón.
Reflexionando, creo que no existe
mejor determinación
Que despedirme del saber y regresar
a los bosques de mi antiguo hogar,
Donde el viento suspira en los pinos
y me despojo de la banda.
Cuando la luna brilla en los cerros
taño el laúd.
Si me preguntas por qué no me ocupo
de mi hacienda,
Te invito a escuchar, mientras
desde el estuario llega hasta mí,
el canto del pescador.



Wang Wei

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