miércoles, 14 de noviembre de 2012



La mente, la ilusión, la fantasía, la imaginación y un corazón esperanzado, me llevan a un mundo mágico.
El vuelo del espíritu me acerca al ideal de la felicidad, por un sendero lleno de luces y de flores, de alas y de poesía donde sólo tri
unfarán el amor y el corazón.
Y en ésta tibia noche de verano, salgo al fragante jardín y el brillo de una estrella fugaz cruza el cielo azul profundo; la luna de madreperla se refleja en el agua del lago, todo está en calma.
El hada duerme en su castillo de jade y los duendes cuidan el portal de diamante.
Mi alma descubrió el verdadero sendero de la felicidad, el que me llevará al castillo de jade, pero su ruta se pierde cuando acepto la entrada de la duda y la pena; o el desencanto por el amor que se fue y que talvéz nunca volverá.
Aunque queda el recuerdo de aquella juventud dorada, romántica, enamorada, donde los ideales y los sentimientos lo eran todo.
Lejos muy lejos una estrella brilla, es la luz del amor, que sigue viviendo allí.
Y emprendo con ilusión mi viaje, paso por bosques y ríos, atravieso montañas y por fin veo un camino florido que me llevará al castillo encantado.
Entro por el mágico portal y encuentro el Hada sentada en su trono de esmeraldas y perlas y me sonríe con su inmensa bondad.
Me regala la Felicidad, quedo deslumbrada por ese regalo precioso, único y especial.
Quiero quedarme en el castillo de jade, junto a tanta belleza, pero tengo que seguir adelante y después de algunos días, continúo mi camino, por mundos mágicos, en busca de ilusiones y esperanzas.
Llevo conmigo el secreto de la Felicidad, que debo guardarlo en mi corazón.
Es una campanita de plata que encanta con su sonido cristalino y anuncia la llegada de la alegría y la Paz.
Vuelvo a mi jardín perfumado, sigo contemplando la noche estrellada, lo tengo todo, soy felíz.
Isthar

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