domingo, 2 de agosto de 2009

Tus ojos que antaño nunca se cansaron de los míos... by WILLIAM BUTLER YEATS


. «Tus ojos que antaño nunca se cansaron de los míos,
se inclinan hoy con pesar bajo tus párpados oscilantes
porque nuestro amor declina». Y responde ella:
«Aunque nuestro amor se desvanezca,
permanezcamos junto al borde solitario de este lago,
juntos en este momento especial
en el que la pasión, pobre criatura cansada, cae dormida.
¡Qué lejanas parecen las estrellas,
y qué lejano nuestro primer beso,
y qué viejo parece mi corazón!». Pensativos caminan por entre marchitas hojas,
mientras él, lentamente, sosteniendo la mano de ella, replica:
«La Pasión ha consumido con frecuencia
nuestros errantes corazones». Los bosques les rodeaban, y las hojas ya amarillas
caían en la penumbra como desvaídos meteoros,
entonces un animalillo viejo y cojo renqueó camino abajo.
Sobre él, cae el otoño; y ahora ambos se detienen
a la orilla del solitario lago una vez más.
Volviéndose, vio que ella había arrojado unas hojas muertas,
húmedas como sus ojos y en silencio recogidas
sobre su pecho y su pelo. «No te lamentes», dijo él, «que estamos cansados
Porque otros amores nos esperan,
odiemos y amemos a través del tiempo imperturbable,
ante nosotros yace la eternidad,

2 comentarios:

llvllurciana dijo...

Triste pero precioso!!

Me encanta la poesía!!

Un beso de lunes, guapa.
Pepa.

Ana Trigo dijo...

Querida Ishtar, muchísimas gracias por estos maravillosos premios, me han hecho muchísima ilusión y son para mí un gran honor. Muchísimas gracias y ¡Enhorabuena por los tuyos, que son merecidísimos por el excelente trabajo que haces! Un abrazo!