viernes, 10 de julio de 2009

EO OTOÑO by ALPHONSE DE LAMARTINE


El otoño

¡Salve, bosques que ciñen los verdores postreros!
Amarillos follajes en la hierba esparcidos;
¡salve, breve hermosura! La natura enlutada
se acomoda al dolor y me es grata a los ojos.

Ando a pasos muy lentos el desierto camino
y por última vez vuelvo a ver este sol
palidísimo y bello cuya luz expirante
ilumina a mis pies la tiniebla del bosque.

Para mí hay más encanto en la luz del otoño
cuando todo se muere a su vista empañada:
el adiós de un amigo, la sonrisa postrera
de unos labios a punto de sellarse por siempre.

Ya dispuesto a dejar la ilusión de la vida,
y llorando los sueños esfumados que tuve,
vuelvo aún la cabeza y envidioso contemplo
esos grandes tesoros de que nunca gocé.

Tierra y sol, valles, bella, mansa naturaleza,
os debía una lágrima con un pie en el sepulcro.
¡Todo el aire es perfume y la luz es tan pura!
¡Al que muere este sol le parece tan bello!

Yo quisiera apurar hasta las mismas heces
este cáliz que mezcla con el néctar la hiel;
tal vez en esta copa donde bebí la vida
pueda haber todavía una gota de miel.

El futuro quizá para mí reservaba
un retorno a la dicha de la cual nada espero.
Es posible que un alma que yo ignoro aún hubiese
comprendido mi alma, respondiendo a mis ansias...

La flor muere entregando sus perfumes al céfiro;
a la vida y al sol, éstos son mis adioses;
ahora muero y mi alma cuando expiro se exhala
como un triste sonido lleno de melodía.

EL LAGO by ALPHONSE DE LAMARTINE

El lago

Así siempre empujados hacia nuevas orillas,
en la noche sin fin que no tiene retorno,
¿no podremos jamás en el mar de los tiempos
echar ancla algún día?

Lago, apenas el año ya concluye su curso
y muy cerca del agua donde yo le di cita,
mira, vengo a sentarme solo sobre esta piedra
donde ayer se sentaba.

Tú bramabas así bajo estas mismas rocas,
te rompías con furia en su herido costado;
así el viento arrojaba tus oleajes de espuma
a sus pies adorados.

Una tarde, ¿te acuerdas?, en silencio bogaba
entre el agua y los cielos a lo lejos se oía
solamente el rumor de los remos golpeando
tu armonioso cristal.

De repente una música que ignoraba la tierra
despertó de la orilla encantada los ecos;
prestó oídos el agua y la voz tan amada
pronunció estas palabras:

«Tiempo, no vueles más. Que las horas propicias
interrumpan su curso.
¡Oh, dejadnos gozar de las breves delicias
de este día tan bello!

Todos los desdichados aquí abajo os imploran:
sed para ellos muy raudas.
Con los días quitadles el mal que les consume;
olvidad al feliz.

Mas en vano yo pido unos instantes más,
ya que el tiempo me huye.
A esta noche repito: "Sé más lenta", y la aurora
ya disipa la noche.

¡Oh, sí, amémonos, pues, y gocemos del tiempo
fugitivo, de prisa!
Para el hombre no hay puerto, no hay orillas del tiempo,
fluye mientras pasamos.»

Tiempo adusto, ¿es posible que estas horas divinas
en que amor nos ofrece sin medida la dicha
de nosotros se alejen con la misma presteza
que los días de llanto?

¿No podremos jamás conservar ni su huella?
¿Para siempre pasados? ¿Por completo perdidos?
Lo que el tiempo nos dio, lo que el tiempo ha borrado,
¿no lo va a devolver?

miércoles, 8 de julio de 2009

LAPRINCESA ESTA TRISTE by Rubén Darío





La princesa está triste.. Qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,

que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro;
está mudo el teclado de su clave sonoro,
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.

El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.
Parlanchina, la dueña dice cosas banales,
y vestido de rojo piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.
Rubén Darío

Escrito al pasar por Qu'e by Tao Yuanming poesia T'ang









Escrito al pasar por Qu'e

Crecí ajeno al mundo de los hechos,
dedicado de corazón a los libros y al koto.

Vestía ropas toscas, felíz y satisfecho,
en general vacío, pero siempre en paz.

Un día, sorpresivamente, el momento llegó
en que dejé todo y me encontré en el camino.

Preparé mi bolso por la mañana, dejé mi cayado
y abandoné mi granja.

Lejos, lejos va el bote solitario,
sin fin, sin fin mis cavilaciones buscando la vuelta.

¿Que si es largo mi viaje?
He bajado y subido colinas por miles de kilómetros.

Mis ojos agotados de tantos ríos y caminos desconocidos,
mi corazón anhela retornar a mis colinas y lagos.

Contemplo las nubes y me mortifican las aves lejanas,
miro las aguas, me avergüenzan los errabundos peces.

Desde el principio el ideal verdadero se mantuvo en mi pecho
¿quien dice que me dejo llevar por las formas exteriores?

Por ahora sólo seguiré el curso de los acontecimientos
y al final retornaré a la choza del maestro recluso.

lunes, 6 de julio de 2009

EL REGRESO by TAO YUANMING poesia T'ANG

Escapar, volver a casa!
Mi campo y jardín invadidos de yuyos, ¡debo volver!
Yo mismo ayudé a mi estómago a que esclavice a mi mente
¿por qué habría de andar así, abatido, melancólico?
Y si sé que no hay remedio para lo pasado,
también sé que hay esperanza para el futuro.
No anduve mucho por el camino cuando me di cuenta
de que lo que hacía ahora estaba bien, que antes había errado.
Mi bote cabecea bajo una brisa suave,
flap flap, el viento sacude mis ropas.
Pregunto a un viajero por el camino que me queda
contrariado por esta luz tan tenue del crepúsculo,
cuando de repente alcanzo a ver mi cabaña
¡y lleno de alegría echo a correr!
Los sirvientes, alegres, salen a recibirme,
mi hijo pequeño me espera junto a la puerta,
los senderos están casi desaparecidos
pero pinos y crisantemos aún siguen allí.
Llevado de la mano por los chicos entro en la casa
en donde me espera una jarra de vino,
de la que me sirvo una copa.
Al ver los árboles y el campo se alegra mi corazón,
me reclino sobre la ventana del sur y dejo correr mi felicidad,
con cuan poco uno puede contentarse.
Todos los días deambulo por el jardín por puro placer,
hay una puerta allí, pero siempre permanece cerrada,
caña en mano, paseo y descanso y
de vez en cuando levanto mi cabeza y miro a la distancia.
Las nubes cruzan los picos sin tregua,
los pájaros temerosos ya saben que es hora de volver a casa.
Al volverse más débiles los rayos de sol e ir ocultándose,
me acerco a un pino solitario y me apoyo en él.
¡De vuelta a casa!
Dejemos en paz las amistades y que mis devaneos terminen de una vez,
el mundo y yo no tenemos más por qué relacionarnos.
Salir de nuevo, ¿a buscar qué?
Aquí disfruto de mis charlas en familia y
libros y laúd me dan placer y disipan las preocupaciones.
Los granjeros me dicen que la primavera ya está aquí,
empezaremos por trabajar los campos del oeste.
A veces paseo en mi pequeño carro,
otras remo solitario en mi botecito
siguiendo las aguas mansas
o a través de la colina por senderos tortuosos.
Los árboles, exuberantes, brotan sus hojas,
los arroyos fluyen alegres otra vez.
Me maravillan las estaciones de la naturaleza
y me conmueve pensar que mi vida también completará su ciclo.
¡Tan poco tiempo que nos es dado a los hombres sobre la tierra!
Entonces, sigamos las inclinaciones de nuestro corazón,
¿a dónde queremos llegar que vamos tan agitados?
No tengo deseos de riqueza ni expectativas de alcanzar el cielo.
Nada más que pasear a solas durante una bella mañana,
quizá cortar algunos yuyos o
trepado a la colina del este, silvar un rato,
o componer algún poema junto al arroyo
y así, en paz, volver a hogar último,
contento con los mandatos del cielo,
¿qué habría de preocuparme?

domingo, 5 de julio de 2009

SE BELLA Y SE TRISTE... by CHARLES BAUDELAIRE


¿Qué me importa que seas buena?
Se bella y se triste, las lágrimas
Añaden encanto a tu rostro
Como la lluvia al paisaje,
La tormenta rejuvenece las flores.

Te amo más aun cuando la alegría
Huye del balcón de tu frente,
Cuando tu corazón se hunde en el horror,
Cuando sobre tu frente se despliega
La temible nube del pasado.

Te amo cuando tus grandes ojos derraman
Un agua tibia como sangre,
Cuando a pesar de mi mano acompañante,
El peso de la angustia horada tu voz
Como un quejido agonizante.

Y aspiro, divina voluptuosidad,
Himno de profunda delicia,
Todos los sollozos de tu pecho,
Y creo que tu corazón se ilumina
Con las perlas que caen de tus ojos.

EL PASEO REPENTINO by FRANZ KAFKA


Cuando por la noche uno parece haberse decidido terminantemente a quedarse en casa; se ha puesto una bata; después de la cena se ha sentado a la mesa iluminada, dispuesto a hacer aquel trabajo o a jugar aquel juego luego de terminado el cual habitualmente uno se va a dormir;

cuando afuera el tiempo es tan malo que lo más natural es quedarse en casa; cuando uno ya ha pasado tan largo rato sentado tranquilo a la mesa que irse provocaría el asombro de todos; cuando ya la escalera está oscura y la puerta de calle trancada;

y cuando entonces uno, a pesar de todo esto, presa de una repentina desazón, se cambia la bata; aparece en seguida vestido de calle; explica que tiene que salir, y además lo hace después de despedirse rápidamente;

cuando uno cree haber dado a entender mayor o menor disgusto de acuerdo con la celeridad con que ha cerrado la casa dando un portazo; cuando en la calle uno se reencuentra, dueño de miembros que responden con una especial movilidad a esta libertad ya inesperada que uno les ha conseguido;

cuando mediante esta sola decisión uno siente concentrada en sí toda la capacidad determinativa; cuando uno, otorgando al hecho una mayor importancia que la habitual, se da cuenta de que tiene más fuerza para provocar y soportar el más rápido cambio que necesidad de hacerlo, y cuando uno va así corriendo por las largas calles, entonces uno, por esa noche, se ha separado completamente de su familia, que se va escurriendo hacia la insustancialidad, mientras uno, completamente denso, negro de tan preciso, golpeándose los muslos por detrás, se yergue en su verdadera estatura.

Todo esto se intensifica aún más si a estas altas horas de la noche uno se dirige a casa de un amigo para saber cómo le va.

FRANZ KAFKA

sábado, 4 de julio de 2009

PASEO SENTIMENTAL by LEOPOLDO LUGONES

Íbamos por el pálido sendero
hacia aquella quimérica comarca,
donde la tarde, al rayo del lucero,
se pierde en la extensión como una barca

Deshojaba tu amor su blanca rosa
en la melancolía de la estrella,
cuya luz palpitaba temerosa
como la desnudez de una doncella.

El paisaje gozaba su reposo
en frescura de acequia y de albahaca
Retardando su andar, ya misterioso,
lenta y oscura atravesó la vaca.

La feliz soledad de la pradera
te abandonaba en égloga exquisita
y el vibrante silencio sólo era
la pausa de una música infinita.

Púsose la romántica laguna
sombríamente azul, más que de cielo,
de serenidad grave, como una
larga quejumbre de «violoncello»,

La ilusión se aclaró con indecisa
debilidad de tarde en tu mirada,
y blandamente perfumó la brisa,
como una cabellera desatada.

La emoción del amor que con su angustia
de dulce enfermedad nos desacerba,
era el silencio de la tarde mustia
y la piedad humilde de la hierba.

Humildad olorosa y solitaria
que hacia el lívido ocaso decaía,
cual si la tierra, en lúgubre plegaria,
se postrase ante el cielo en agonía.

Al sentir más cordial tu brazo tierno,
te murmuré, besándote en la frente,
esas palabras de lenguaje eterno,
que hacen cerrar los ojos dulcemente.

Tus labios, en callada sutileza,
rimaron con los míos ese idioma,
y así, en mi barba de leal rudeza,
fuiste la salomónica paloma.

Ante la demisión de aquella calma
que tantos desvaríos encapricha,
sentí en el beso estremecerse tu alma,
al borde del abismo de la dicha.

Mas en la misma atónita imprudencia
de aquel frágil temblor de porcelana,
a mi altivez confiaste tu inocencia
con una fiel seguridad de hermana,

y de mi propio triunfo prisionero,
me ennobleció la legendaria intriga
que sufre tanto aciago caballero
portante el mal de rigorosa amiga.

Sonaba aquel cantar de los rediles
tan dulce que parece que te nombra,
y florecía estrellas pastoriles
el inmenso ramaje de la sombra.

La noche armonizábase oportuna
con la emoción del cántico errabundo,
y la voz religiosa de la luna
iba encantando suavemente al mundo.

Sol del ensueño, a cuya magia blanca
conservas, perpetuado por mi afecto,
el azahar que inmarcesible arranca
la novia eterna del amor perfecto.

Tonada montañesa que atestigua
una quejosa intimidad de amores,
apalabrando con su letra antigua
«El dulce lamentar de dos pastores».

Y vino el llanto a tu alma taciturna,
en esa plenitud de amor sombríos
con que deja correr la flor nocturna
su venturoso exceso de rocío;

desvanecida de tristeza, cuando
pues, ¡quién no sentirá la paz agreste
un plenilunio lánguido y celeste
cifre el idilio en que se muere amando!

Bajo esa calma en que el deseo abdica,
yo fui aquel que asombró a la desventura,
ilustre de dolor como el pelícano
en la fiera embriaguez de su amargura.

Así purificados de infortunio,
en ilusión de cándida novela,
bogamos el divino plenilunio
como debajo de una blanca vela.

Íbamos por el pálido camino
hacia aquella quimérica comarca,
donde la luna, al dejo vespertino,
vuelve de la extensión como una barca.

Y ante el favor sin par de la fortuna
que te entregaba a mi pasión rendida,
con qué desgaire comulgué en la luna
la rueda de molino de la vida.

Difluía a lo lejos la inconclusa
flauta del agua, musical delirio;
y en él embebecida mi alma ilusa,
fue simple como el asno y como el lirio.

Sonora noche, en que como un cordaje
la sombra azul nos dio su melodía.
Claro de luna que, al nupcial viaje,
alas de cisne en su blancura abría...

Aunque la verdad grave de la pena
bien sé que pronto los ensueños trunca,
cada vez que te beso me enajena
la ilusión de que no hemos vuelto nunca.

Porque esa dulce ausencia sin regreso,
y ese embeleso en victorioso alarde,
glorificaban el favor de un beso,
una tarde de amor... Como esa tarde...

ESBOZOS BY HERMANN HESSE


Esbozos

El viento del Otoño crepita frío entre los juncos secos,
envejecidos por el anochecer;
aleteando, las cornejas vuelan desde el sauce, tierra adentro.

Un viejo solitario se detiene un instante en una orilla,
siente el viento en sus cabellos, la noche y la nieve que se acercan,
desde la orilla en sombras mira la luz enfrente
donde entre nubes y lago la línea de la costa más lejana
todavía refulge en la cálida luz:
aúreo más allá, dichoso como el sueño y la poesía.

La mirada sostiene con firmeza en la fulgurante imagen,
piensa en la patria, recuerda sus buenos años,
ve palidecer el oro, lo ve extingirse,
se vuelve y, lentamente, se dirige
tierra adentro desde aquel sauce.

Versión de Andrés Holguín

Oda a Hölderlin by Hermann Hesse


Oda a Hölderlin

Amigo de mi juventud, a ti regreso agradecido
ciertos atardeceres, cuando entre los saúcos
en el jardín que duerme suena sólo
la fuente susurrante.
Hoy nadie te conoce, amigo mío; en estos tiempo nuevos
muchos se han apartado del encanto tranquilo de la Hélade,
sin oraciones y sin dioses
prosaicamente el pueblo camina sobre el polvo.

Pero para una secreta multitud de absortos entrañables
a los que el dios llenó el alma de anhelos
aún suenan las canciones
de tu arpa divina.

Cansados del trabajo regresamos ansiosos
a la ambrosiaca noche de tu canto,
cuyas flotantes alas nos protegen
con un sueño dorado.

Y cuando nos encanta tu canción más ardiente se enciende,
más dolorosamente arde hacia el país dichoso del pasado
hacia los templos de los griegos
esta nostalgia que jamás termina.

Versión de Jesús Ruiz

miércoles, 1 de julio de 2009

CASTILLA by MANUEL MACHADO

CASTILLA
El ciego sol se estrella
en las duras aristas de las armas,
llaga de luz los petos y espaldares
y flamea en las puntas de las lanzas.
El ciego sol, la sed y la fatiga.
Por la terrible estepa castellana,
al destierro, con doce de los suyos
—polvo, sudor y hierro—, el Cid cabalga.
Cerrado está el mesón a piedra y lodo.
Nadie responde. Al pomo de la espada
y al cuento de las picas el postigo
va a ceder... ¡Quema el sol, el aire abrasa!
A los terribles golpes,
de eco ronco, una voz pura, de plata
y de cristal responde... Hay una niña
muy débil y muy blanca
en el umbral. Es toda
ojos azules y en los ojos lágrimas.
Oro pálido nimba
su carita curiosa y asustada.
«¡Buen Cid, pasad...! El rey nos dará muerte,
arruinará la casa,
y sembrará de sal el pobre campo
que mi padre trabaja...
Idos. El cielo os colme de venturas...
¡En nuestro mal, oh Cid no ganáis nada!»
Calla la niña y llora sin gemido...
Un sollozo infantil cruza la escuadra
de feroces guerreros,
y una voz inflexible grita «¡En marcha!»
El ciego sol, la sed y la fatiga.
Por la terrible estepa castellana,
al destierro, con doce de los suyos
—polvo, sudor y hierro—, el Cid cabalga.

CANTARES by MANUEL MACHADO

CANTARES
Vino, sentimiento, guitarra y poesía
hacen los cantares de la patria mía.
Quien dice cantares dice Andalucía.
A la sombra fresca de la vieja parra,
un mozo moreno rasguea la guitarra...
Cantares...
Algo que acaricia y algo que desgarra.
La prima que canta y el bordón que llora...
Y el tiempo callado se va hora tras hora.
Cantares...
Son dejos fatales de la raza mora.
No importa la vida, que ya está perdida,
y, después de todo, ¿qué es eso, la vida?...
Cantares...
Cantando la pena, la pena se olvida.
Madre, pena, suerte, pena, madre, muerte,
ojos negros, negros, y negra la suerte...
Cantares...
En ellos el alma del alma se vierte.
Cantares. Cantares de la patria mía,
quien dice cantares dice Andalucía.
Cantares...
No tiene más notas la guitarra mía.

COPLAS DE DON JORGE MANRIQUE POR LA MUERTE DE SU PADRE


I

Recuerde el alma dormida,
avive el seso e despierte
contemplando
cómo se passa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando;
cuán presto se va el plazer,
cómo, después de acordado,
da dolor;
cómo, a nuestro parescer,
cualquiere tiempo passado
fue mejor.

II

Pues si vemos lo presente
cómo en un punto s'es ido
e acabado,
si juzgamos sabiamente,
daremos lo non venido
por passado.
Non se engañe nadi, no,
pensando que ha de durar
lo que espera
más que duró lo que vio,
pues que todo ha de passar
por tal manera.

III

Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar,
qu'es el morir;
allí van los señoríos
derechos a se acabar
e consumir;
allí los ríos caudales,
allí los otros medianos
e más chicos,
allegados, son iguales
los que viven por sus manos
e los ricos.



aqui poema completo

http://es.wikisource.org/wiki/Coplas_a_la_muerte_de_su_padre

lunes, 29 de junio de 2009

TIEMPO by ALEJANDRA PIZARNIK

Tiempo

A Olga Orozco

Yo no sé de la infancia
más que un miedo luminoso
y una mano que me arrastra
a mi otra orilla.

Mi infancia y su perfume
a pájaro acariciado.

domingo, 28 de junio de 2009

A AURORA Y JULIO CORTAZAR by ALEJANDRA PIZARNIK

A Aurora y Julio Cortázar

Estos huesos brillando en la noche,
estas palabras como piedras preciosas
en la garganta viva de un pájaro petrificado,
este verde muy amado,
este lila caliente,
este corazón sólo misterioso.

10
un viento débil
lleno de rostros doblados
que recorto en forma de objetos que amar

11
ahora
en esta hora inocente
yo y la que fui nos sentamos
en el umbral de mi mirada

12
no más las dulces metamorfosis de una niña; de seda
sonámbula ahora en la cornisa de niebla

su despertar de mano respirando
de flor que se abre al viento

13
explicar con palabras de este mundo
que partió de mí un barco llevándome

14
El poema que no digo,
el que no merezco.
Miedo de ser dos
camino del espejo:
alguien en mí dormido
me come y me bebe.

15
Extraño desacostumbrarme
de la hora en que nací.
Extraño no ejercer más
oficio de recién llegada.

16
has construido tu casa
has emplumado tus pájaros
has golpeado al viento
con tus propios huesos
has terminado sola
lo que nadie comenzó

17
Días en que una palabra lejana se apodera de mí. Voy por esos días
sonámbula y transparente. La hermosa autómata se canta, se encanta,
se cuenta casos y cosas: nido de hilos rígidos donde me danzo y me
lloro en mis numerosos funerales. (Ella es su espejo incendiado, su
espera en hogueras frías, su elemento místico, su fornicación de nombres
creciendo solos en la noche pálida.)

POEMA 17 BY PABLO NERUDA

Pensando, enredando sombras en la profunda soledad.
Tu también estás lejos, ah más lejos que nadie
Pensando, soltando pájaros, desvaneciendo imágenes,
enterrando lámparas.
Campanario de brumas, qué lejos, allá arriba!
Ahogando lamentos, moliendo esperanzas sombrías,
molinero taciturno,
se te viene de bruces la noche, lejos de la ciudad.
Tu presencia es ajena, extraña a mí como una cosa.
Pienso, camino largamente, mi vida antes de ti.
Mi vida antes de nadie, mi áspera vida.
El grito frente al mar,entre las piedras,
corriendo libre, loco, en el vaho del mar
Desbocado, violento,estirado hacia el cielo.
Tú, mujer qué eras allí, qué raya, qué varilla
de ese abanico inmenso? Estabas lejos como ahora.
Incendio en el bosque! Arde en cruces azules.
Arde, arde, llamea, chispea en árboles de luz.

Se derrumba, crepita. Incendio. Incendio.
Y mi alma baila herida de virutas de fuego.
Quién llama? Qué silencio poblado de ecos?
Hora de la nostalgia, hora de la alegría, hora de la soledad,
hora mía entre todas!
Bocina en que el viento pasa cantando.
Tanta pasión de llanto anudada a mi cuerpo.

Sacudida de todas las raíces,
asalto de todas las olas!
Rodaba, alegre, triste, interminable, mi alma.

Pensando, enterrando lámparas en la profunda soledad.

Quién eres tú, quién eres?

PABLO NERUDA

SI UNA ESPINA ME HIERE by AMADO NERVO

¡Si una espina me hiere, me aparto de la espina,
…pero no la aborrezco! Cuando la mezquindad
envidiosa en mí clava los dardos de su inquina,
esquívase en silencio mi planta, y se encamina,
hacia más puro ambiente de amor y caridad.

¿Rencores? ¡De qué sirven! ¡Qué logran los rencores!
Ni restañan heridas, ni corrigen el mal.
Mi rosal tiene apenas tiempo para dar flores,
y no prodiga savias en pinchos punzadores:
si pasa mi enemigo cerca de mi rosal,

se llevará las rosas de más sutil esencia;
y si notare en ellas algún rojo vivaz,
¡será el de aquella sangre que su malevolencia
de ayer, vertió, al herirme con encono y violencia,
y que el rosal devuelve, trocada en flor de paz!

EN PAZ by AMADO NERVO

Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;

porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;

que si extraje la miel o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales, coseché siempre rosas.

...Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!

Hallé sin duda largas noches de mis penas;
mas no me prometiste tú sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas...

Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!

Amado Nervo

sábado, 27 de junio de 2009

CANCIONES DE CRISANTEMOS by TAO YAN-MING (372-427 D.De C.)

Para cantar bebiendo

Construir una casa en el mundo de los hombres
y no oír el ruido del caballo y el carruaje,
¿cómo se puede lograr esto?
Cuando la mente está desapegada, el lugar es tranquilo.
Junto crisantemos bajo el seto del Este
y miro silenciosamente las montañas del Sur.
El aire de la montaña es hermoso al crepúsculo,
y los pájaros en bandadas vuelven juntos a sus hogares.
En todas estas cosas hay un significado verdadero,
pero cuando quiero expresarlo, quedo perdido sin palabras.

RESURRECIONES BY PABLO NERUDA

Si alguna vez vivo otra vez
será de la misma manera
porque se puede repetir
mi nacimiento equivocado
y salir con otra corteza
cantando la misma tonada.

Y por eso, por si sucede,
si por un destino hindostánico
me veo obligado a nacer,
no quiero ser un elefante,
ni un camello desvencijado,
sino un modesto langostino,
una gota roja del mar.

Quiero hacer en el agua amarga
Las mismas equivocaciones:
ser sacudido por la ola
como ya lo fui por el tiempo
y ser devorado por fin
por dentaduras del abismo,
así como fue mi experiencia
de negros dientes literarios.

Pasear con antenas de cobre
en las antárticas arenas
del litoral que amé y viví,
deslizar un escalofrío
entre las algas asustadas,
sobrevivir bajo los peces
escondiendo el caparazón
de mi complicada estructura,
así es como sobreviví
a las tristezas de la tierra.
PABLO NERUDA