domingo, 24 de agosto de 2008

RIMA by GUSTAVO ADOLFO BECQUER




¡Los suspiros son aire y van al aire!
¡Las lágrimas son agua y van al mar!
Dime, mujer, cuando el amor se olvida
¿sabes tú adónde va
Gustavo Adolfo

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YO SE UN HIMNO GIGANTE Y EXTRAÑO by Gustavo Adolfo Becquer



Yo sé un himno gigante y extraño
que anuncia en la noche del alma una aurora,
y estas páginas son de este himno
cadencias que el aire dilata en la sombras.
Yo quisiera escribirlo, del hombre
domando el rebelde, mezquino idioma,
con palabras que fuesen a un tiempo
suspiros y risas, colores y notas.
Pero en vano es luchar; que no hay cifra
capaz de encerrarle, y apenas ¡oh hermosa!
si teniendo en mis manos las tuyas
pudiera, al oído, cantártelo a solas.

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YO OS HE AMADO by ALEJANDRO PUSHKIN


Yo os he amado; mas, tal vez dormido,
mi amor aún pervive en mi interior;
no quiero que eso llegue a vuestro oído;
no quiero ser motivo de dolor.

Yo os he amado a solas, en silencio,
ahogado por los celos y el temor,
y fue mi amor tan tierno y tan sincero
como ojalá encontréis un nuevo amor.

Alejandro Pushkin

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UN POEMA DE LUIS CERNUDA


Cómo llenarte soledad
Sino contigo misma.

De niño, entre las pobres guaridas de la tierra,
Quieto en ángulo oscuro,
Buscaba en ti, encendida guirnalda,
Mis auroras futuras y furtivos nocturnos,
Y en ti los vislumbraba,
Naturales y exactos, también libres y fieles,
A semejanza mía,
A semejanza tuya, eterna soledad.

Fui luz serena y anhelo desbocado,
Y en la lluvia sombría o en el sol evidente
Quería una verdad que a ti te traicionase,
Olvidando en mi afán
Cómo las alas fugitivas su propia nube crean.

Y al velarse a mis ojos
Con nubes sobre nubes de otoño desbordado
La luz de aquellos días en ti misma entrevistos,
Te negué por bien poco;
Por menudos amores ni ciertos ni fingidos,
Por quietas amistades de sillón y de gesto,
Por un nombre de reducida cola en un mundo fantasma,
En bocas de mentira y palabras de hielo.

Por ti me encuentro ahora el eco de la antigua persona
Que yo fui,
Que yo mismo manché con aquellas juveniles traiciones;
Por ti me encuentro ahora, constelados hallazgos,
Limpios de otro deseo,
El sol, mi dios, la noche rumorosa,
La lluvia, intimidad de siempre,
El bosque y su alentar pagano,
El mar, el mar como su nombre hermoso;
Y sobre todos ellos,
Cuerpo oscuro y esbelto,
Te encuentro a ti, tú, soledad tan mía,
Y tú me das fuerza y debilidad
Como al ave cansada los brazos de la piedra.

Acodado al balcón miro insaciable el oleaje,
Oigo sus oscuras imprecaciones,
Contemplo sus blancas caricias;
Y erguido desde cuna vigilante
Soy en la noche un diamante que gira advirtiendo a los hombres,
Por quienes vivo, aun cuando no los vea;
Y así, lejos de ellos,
Ya olvidados sus nombres, los amo en muchedumbres,
Roncas y violentas como el mar, mi morada,
Puras ante la espera de una revolución ardiente
O rendidas y dóciles, como el mar sabe serlo
Cuando toca la llora de reposo que su fuerza conquista.
Tú, verdad solitaria,
Transparente pasión, mi soledad de siempre,
Eres inmenso abrazo;
El sol, el mar,
La oscuridad, la estepa,
El hombre y su deseo,
La airada muchedumbre,
¿Qué son sino tú misma?

Por ti, mi soledad, los busqué un día;
En ti, mi soledad, los amo ahora.

LUIS CERNUDA

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miércoles, 20 de agosto de 2008

HIMNOS A LA NOCHE by Novalis


fragmento

Qué ser vivo, dotado de sentidos, no ama por encima de todas las maravillas del espacio circundante, a la luz jubilosa – con sus colores, sus rayos y sus ondas, dulce omnipresencia al despuntar el alba? Como alma íntima y vital la respira el mundo gigantesco de los astros que flotan, en incesante danza, por su fluido azul – la respira la piedra, centelleante y en eterno reposo, la respira la planta, meditativa, que sorbe la savia de la tierra, y el salvaje animal, ardiente y multiforme – pero antes que todos ellos, la respira el egregio extranjero, de ojos pensativos y labios suavemente cerrados y llenos de sonidos. Como un rey de la naturaleza terrestre, la luz convoca todas las fuerzas a cambios innúmeros, crea y destruye infinitas ataduras, envuelve a todos los seres de la tierra en su aureola celestial – con su sola presencia revela el esplendor de los reinos de este mundo.

Dejándola atrás me dirijo hacia la sagrada, inefable y misteriosa noche. Lejos yace el mundo – sumido en honda cripta – desierto y solitario es el lugar. Una profunda melancolía vibra por las cuerdas del pecho. Quiero descender en gotas de rocío y mezclarme con la ceniza. –Lejanías del recuerdo, deseos de juventud, sueños de la infancia, breves alegrías y vanas esperanzas de una larga vida acuden cubiertas de grises ropajes, como niebla del ocaso a la puesta del sol. En otros espacios ha levantado la luz sus alegres tiendas. ¿No regresará al lado de sus hijos que esperan su retorno con la fe de la inocencia?

¿Qué es lo que de forma repentina surge del fondo del corazón y sorbe el aire suave de la melancolía? ¿Te complaces también en nosotros, noche oscura? ¿Qué es lo que ocultas bajo tu manto, que con fuerza invisible me penetra el alma? Un preciado bálsamo destila de tu mano, como si fuera un atado de amapolas. Tú haces que se levanten las pesadas alas del desánimo. Una oscura e inefable emoción nos invade – alegre y asustado, veo ante mí un rostro grave, un rostro que dulce y reverente se inclina hacia mí, y entre la interminable maraña de sus rizos, aparece la amorosa juventud de la madre. ¡Qué pobre y pueril aparece ahora la luz! – ¡Qué alegre y bendita la despedida del día! Sólo porque la noche aleja de tí a tus servidores, sembraste en las inmensidades del espacio las esferas luminosas que pregonan tu omnipotencia – tu retorno – mientras dure tu alejamiento. Más celestiales que aquellas brillantes estrellas nos parecen los ojos infinitos que la noche abrió en nosotros. Más lejos ven ellos que los pálidos ojos de aquellas incontables legiones – sin necesitar la luz, sus ojos atraviesan la profundidad del alma enamorada – llenando de indecible deleite un espacio más alto. Gloria a la reina del mundo, la gran mensajera de universos sagrados, la protectora del amor dichoso – ella te envía hasta mí – mi tierna amada – adorado sol de la noche – ahora permanezco despierto – porque soy tuyo y soy mío a la vez – tú me has anunciado que la noche es vida: tú me has hecho hombre – mi cuerpo se consume en ardor espiritual, y convertido en aire, que a ti me una y que íntimamente me disuelva, y eterna será nuestra noche de bodas.

Antaño, cuando derramaba amargas lágrimas, cuando disuelta en dolor mi esperanza se desvanecía, estando en la estéril colina que en estrecho y oscuro lugar albergaba la imagen de mi vida – solo, como jamás estuvo nunca un solitario, hostigado vivía por un miedo indecible – sin apenas fuerzas, sólo un reflejo de la miseria. – Cuando buscaba auxilio a mi alrededor – avanzar no podía, retroceder tampoco – y un anhelo infinito me aferraba a la vida fugaz, apagada – entonces, desde la distancia azul – desde la altura de mi antigua dicha descendió un estertor de desfallecimiento – y de repente se rompió el vínculo del nacimiento – las ataduras de la luz. Se desvaneció la gloria terrenal y con ella mi tristeza – la melancolía se fundió en un mundo insondable y nuevo – y tú, entusiasmo de la noche, sueño del cielo, viniste sobre mí – el entorno se fue levantando lentamente; sobre el paisaje, suspendido flotaba mi espíritu, libre, vuelto a nacer. La colina se convirtió en una nube de polvo – a través de la nube vi los rasgos transfigurados de la amada. En sus ojos descansaba la eternidad – cogí sus manos, y las lágrimas se convirtieron en vínculo centelleante, inquebrantable. Pasaron milenios huyendo hacia la lejanía, como tempestades. Abrazado a su cuello lloré lágrimas extasiadas por la nueva vida. – Fue el primero, el único sueño – y desde entonces sólo vivo una fe eterna e inalterable en el cielo de la noche y en su luz, la amada.

Novalis

version de Rodolfo Hasler

LIMITE by Sylvia Plath



Límite

La mujer alcanzó la perfección.
Su cuerpo muerto muestra la sonrisa de realización,
la apariencia de una necesidad griega
fluye por los pergaminos de su toga,
sus pies desnudos parecen decir,
hasta aquí hemos llegado, se acabó.
Los niños muertos, ovillados, blancas serpientes,
uno a cada pequeña jarra de leche ahora vacía.
Ella los ha plegado de nuevo hacia su cuerpo;
así los pétalos de una rosa cerrada,
cuando el jardín se envara
y los olores sangran de las dulces gargantas
profundas de la flor de la noche.
La luna no tiene por qué entristecerse,
mirando con fijeza desde su capucha de hueso.
Está acostumbrada a este tipo de cosas.
Sus negros crepitan y se arrastran.
Sylvia Plath
éste fue el último poema que escribió

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Frente al mar by Alfonsina Storni


Oh mar, enorme mar, corazón fiero
De ritmo desigual, corazón malo,
Yo soy más blanda que ese pobre palo
Que se pudre en tus ondas prisionero.

Oh mar, dame tu cólera tremenda,
Yo me pasé la vida perdonando,
Porque entendía, mar, yo me fui dando:
«Piedad, piedad para el que más ofenda».

Vulgaridad, vulgaridad me acosa.
Ah, me han comprado la ciudad y el hombre.
Hazme tener tu cólera sin nombre:
Ya me fatiga esta misión de rosa.

¿Ves al vulgar? Ese vulgar me apena,
Me falta el aire y donde falta quedo,
Quisiera no entender, pero no puedo:
Es la vulgaridad que me envenena.

Me empobrecí porque entender abruma,
Me empobrecí porque entender sofoca,
¡Bendecida la fuerza de la roca!
Yo tengo el corazón como la espuma.

Mar, yo soñaba ser como tú eres,
Allá en las tardes que la vida mía
Bajo las horas cálidas se abría...
Ah, yo soñaba ser como tú eres.

Mírame aquí, pequeña, miserable,
Todo dolor me vence, todo sueño;
Mar, dame, dame el inefable empeño
De tornarme soberbia, inalcanzable.

Dame tu sal, tu yodo, tu fiereza.
¡Aire de mar!... ¡Oh, tempestad! ¡Oh enojo!
Desdichada de mí, soy un abrojo,
Y muero, mar, sucumbo en mi pobreza.

Y el alma mía es como el mar, es eso,
Ah, la ciudad la pudre y la equivoca;
Pequeña vida que dolor provoca,
¡Que pueda libertarme de su peso!

Vuele mi empeño, mi esperanza vuele...
La vida mía debió ser horrible,
Debió ser una arteria incontenible
Y apenas es cicatriz que siempre duele.
Alfonsina Storni

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martes, 19 de agosto de 2008

A LAS PARCAS by Friedrich Hölderlin


Un verano y un otoño más os pido, Poderosas,
para que pueda madurar mi canto,
y así, saciado con tan dulce juego,
mi corazón se llegue hasta morir.

El alma que aquí abajo fue frustrada
no hallará reposo, ni en el Orco,
pero si logro plasmar lo más querido
y sacro ante todo, la poesía,

entonces sonreiré satisfecho a las feroces
sombras, aunque debiera dejar
en el umbral mi voz. Un solo día
habré vivido como los dioses. Y eso basta.
Friedrich Hölderlin

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HIPERION O EL ERMITA DE GRECIA by Friedrich Hölderlin


HIPERION O EL ERMITA DE GRECIA

(fragmento)

A ser uno con todo lo viviente, volver en un feliz olvido de sí mismo, al todo de la naturaleza. A menudo alcanzo esa cumbre, pero un momento de reflexión basta para despeñarme de ella. Medito, y me encuentro como estaba antes, solo, con todos los dolores propios de la condición mortal, y el asilo de mi corazón, el mundo enteramente uno, desaparece; la naturaleza se cruza de brazos, y yo me encuentro ante ella como ante un extraño, y no la comprendo. Ojalá no hubiera ido nunca a vuestras escuelas, pues en ellas es donde me volví tan razonable, donde aprendí a diferenciarme de manera fundamental de lo que me rodea; ahora estoy aislado entre la hermosura del mundo, he sido así expulsado del jardín de la naturaleza, donde crecía y florecía, y me agosto al sol del mediodía. Oh, sí! El hombre es un dios cuando sueña y un mendigo cuando reflexiona. "

Friedrich Hölderlin

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El ave fénix

EL JOVEN A SUS JUICIOSOS CONSEJEROS by Friedrich Hölderlin


¿Pretendéis que me apacigüe? ¿Que domine
este amor ardiente y gozoso, este impulso
hacia la verdad suprema? ¿Que cante
mi canto del cisne al borde del sepulcro
donde os complacéis en encerrarnos vivos?
¡Perdonadme!, mas no obstante el poderoso impulso que lo arrastra
el oleaje surgente de la vida
hierve impaciente en su angosto lecho
hasta el día en que descansa en su mar natal.

La viña desdeña los frescos valles,
los afortunados jardines de la Hesperia
sólo dan frutos de oro bajo el ardor del relámpago
que penetra como flecha el corazón de la tierra.
¿Por qué moderar el fuego de mi alma
que se abrasa bajo el yugo de esta edad de bronce?
¿Por qué, débiles corazones, querer sacarme
mi elemento de fuego, a mí que sólo puedo vivir en el combate?

La vida no está dedicada a la muerte,
ni al letargo el dios que nos inflama.
El sublime genio que nos llega del Éter
no nació para el yugo.
Baja hacia nosotros, se sumerge, se baña
en el torrente del siglo; y dichosa, la náyade
arrastra por un momento al nadador,
que muy pronto se sumerge, su cabeza ceñida de luces.

¡Renunciad al placer de rebajar lo grande!
¡No habléis de vuestra felicidad!
¡No plantéis el cedro en vuestros potes de arcilla!
¡No toméis al Espíritu por vuestro siervo!
¡No intentéis detener los corceles del sol
y dejad que las estrellas prosigan su trayecto!
¡Y a mí, no me aconsejéis que me someta,
no pretendáis que sirva a los esclavos!

Y si no podéis soportar la hermosura,
hacedle una guerra abierta, eficaz.
Antaño se clavaba en la cruz al inspirado,
hoy lo asesinan con juiciosos e insinuantes consejos.
¡Cuántos habéis logrado someter
al imperio de la necesidad! ¡Cuántas veces
retuvisteis al arriesgado juerguista en la playa
cuando iba a embarcarse lleno de esperanza
para las iluminadas orillas del Oriente!

Es inútil: esta época estéril no me retendrá.
Mi siglo es para mí un azote.
Yo aspiro a los campos verdes de la vida
y al cielo del entusiasmo.
Enterrad, oh muertos, a vuestros muertos,
celebrad la labor del hombre, e insultadme.
Pero en mí madura, tal como mi corazón lo quiere,
la bella, la vida Naturaleza.
Friedrich Hölderlin

pintura de Monet
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BLANCA NIEVES SE DESPIDE DE LOS SIETE ENANOS BY Leopoldo María Panero


Prometo escribiros, pañuelos que se pierden en el horizonte, risas que palidecen, rostros que caen sin peso sobre la hierba húmeda, donde las arañas tejen ahora sus azules telas. En la casa del bosque crujen, de noche, las viejas maderas, el viento agita raídos cortinajes, entra sólo la luna a través de las grietas. Los espejos silenciosos, ahora, qué grotescos, envenenados peines, manzanas, maleficios, qué olor a cerrado, ahora, qué grotescos. Os echaré de menos, nunca os olvidaré. Pañuelos que se pierden en el horizonte. A lo lejos se oyen golpes secos, uno tras otro los árboles se derrumban. Está en venta el jardín de los cerezos.
Leopoldo Maria Panero

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LO PERDIDO by Jorge Luis Borges



¿Dónde estará mi vida, la que pudo
haber sido y no fue, la venturosa
o la de triste horror, esa otra cosa
que pudo ser la espada o el escudo

y que no fue? ¿Dónde estará el perdido
antepasado persa o el noruego,
dónde el azar de no quedarme ciego,
dónde el ancla y el mar, dónde el olvido

de ser quien soy? ¿Dónde estará la pura
noche que al rudo labrador confía
el iletrado y laborioso día,

según lo quiere la literatura?
Pienso también en esa compañera
que me esperaba, y que tal vez me espera.
Jorge Luis Borges

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LO INACABABLE by ALFONSINA STORNI


No tienes tú la culpa si en tus manos
mi amor se deshojó como una rosa:
Vendrá la primavera y habrá flores...
El tronco seco dará nuevas hojas.

Las lágrimas vertidas se harán perlas
de un collar nuevo; romperá la sombra
un sol precioso que dará a las venas
la savia fresca, loca y bullidora.

Tú seguirás tu ruta; yo la mía
y ambos, libertos, como mariposas
perderemos el polen de las alas
y hallaremos más polen en la flora.

Las palabras se secan como ríos
y los besos se secan como rosas,
pero por cada muerte siete vidas
buscan los labios demandando aurora.

Mas... ¿lo que fue? ¡Jamás se recupera!
¡Y toda primavera que se esboza
es un cadáver más que adquiere vida
y es un capullo más que se deshoja!
Alfonsina Storni

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ENTRE LA FRONDA by Ricardo Jaimes Freyre





Junto a la clara linfa, bajo la luz radiosa
del sol, como un prodigio de viviente escultura,
nieve y rosa su cuerpo, su rostro nieve y rosa
y sobre rosa y nieve su cabellera oscura.

No altera una sonrisa su majestad de diosa,
ni la mancha el deseo con su mirada impura;
en el lago profundo de sus ojos reposa
su espíritu que aguarda la dicha y la amargura.

Sueño del marmol Sueño del arte excelso, digno
de Escopas o de Fidias, que sorprende en un signo,
una actitud, un gesto, la suprema hermosura.

Y la ve destacarse, soberbia y armoniosa,
junto a la clara linfa, bajo la luz radiosa
del sol, como un prodigio de viviente escultura.
Ricardo Jaimes Freyre

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LO FUGAZ by Ricardo Jaimes Freyre


La rosa temblorosa
se desprendió del tallo,
y la arrastró la brisa
sobre las aguas turbias del pantano.

Una onda fugitiva
le abrió su seno amargo
y estrechando a la rosa temblorosa
la deshizo en sus brazos.

Flotaron sobre el agua
las hojas como miembros mutilados
y confundidas con el lodo negro
negras, aún mas que el lodo, se tornaron,

pero en las noches puras y serenas
se sentia vagar en el espacio
un leve olor de rosa
sobre las aguas turbias del pantano.
Ricardo Jaimes Freyre

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LA LLUVIA by JORGE LUIS BORGES


Bruscamente la tarde se ha aclarado
porque ya cae la lluvia minuciosa.
Cae y cayó. La lluvia es una cosa
que sin duda sucede en el pasado.

Quien la oye caer ha recobrado
el tiempo en que la suerte venturosa
le reveló una flor llamada rosa
y el curioso color del colorado.

Esta lluvia que ciega los cristales
alegrará en perdidos arrabales
las negras uvas de una parra en cierto

patio que ya no existe. La mojada
tarde me trae la voz, la voz deseada,
de mi padre que vuelve y que no ha muerto.
Jorge Luis Borges

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SIEMPRE by Ricardo Jaimes Freyre


Tú no sabes cuanto sufro! Tú que has puesto mis tinieblas
en mi noche, y amargura mas profunda en mi dolor!
Tú has dejado, como el hierro que se deja en una herida
en mi oído la caricia dolorosa de tu voz.

Palpitante como un beso; voluptuosa como un beso;
voz que halaga y que se queja; voz de ensueño y de dolor.
Como sigue el ritmo oculto de los astros el océano‚
mi ser todo sigue el ritmo misterioso de tu voz.

Oh, me llamas y me hieres! Voy a ti como un sonámbulo
con los brazos extendidos en la sombra y el dolor...
Tú no sabes cuanto sufro! cómo aumenta mi martirio
temblorosa y desolada, la caricia de tu voz.

Oh, el olvido! El fondo obscuro de la noche del olvido
donde guardan los cipreses el sepulcro del Dolor!
Yo he buscado el fondo obscuro de la noche del olvido,
y la noche se poblaba con los ecos de tu voz...
Ricardo Jaimes Freyre

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PEREGRINA PALOMA IMAGINARIA by Ricardo Jaimes Freyre





Peregrina paloma imaginaria
que enardeces Los últimos amores;
alma de luz, de música y de flores
peregrine paloma imaginaria.

Vuele sobre la roca solitaria
que baña el mar glacial de Los dolores;
haya, a tu peso, un haz de resplandores,
sobre la adusta roca solitaria...

Vuele sobre la roca solitaria
peregrine paloma, ala de nieve
como divino hostia, ala tan leve...

Como un copo de nieve; ala divino,
copo de nieve, lirio, hostia, neblina,
peregrine paloma imaginaria...

Ricardo Jaimes Freyre

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LOS HERALDOS NEGROS by CESAR VALLEJO


Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma… Yo no sé!

Son pocos; pero son… Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán talvez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema

Y el hombre… Pobre… pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no sé!
César Vallejo

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AGOSTO by Jaime Torres Bodet


Va a llover… Lo ha dicho al césped
el canto fresco del río;
el viento lo ha dicho al bosque
y el bosque al viento y al río.

Va a llover… Crujen las ramas
y huele a sombra en los pinos.

Naufraga en verde el paisaje.
Pasan pájaros perdidos.

Va a llover… Ya el cielo empieza
a madurar en el fondo
de tus ojos pensativos.

Jaime Torres Bodet

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