LAO-TSÉ (Lao-Tzú) **by TONI JIMENEZ
La vía de menor resistencia, la vía del esfuerzo menor: fluir
(Se cómo el agua: dúctil)
Yo soy yo y tú eres tú. Estamos produciendo seres humanos
Yo no he venido a este mundo a vivir enfermos para tener una economía
de acuerdo a tus expectativas y, tú sana.
no has venido a este mundo a vivir
de acuerdo a las mías, pero nos hemos ERICH FROMM
encontrado y es hermoso.
F. PERLS
Antes que nada, quisiera pedir perdón por ser tan osado y hablar de Lao-Tsé,
pues ¿cómo se puede hablar de alguien que está fluyendo, que está
convirtiéndose constantemente, dónde la llegada es la salida y, por lo tanto
jamás se podrá llegar a una conclusión? Esa es su belleza, ese es su aroma.
Es una flor única. Como toda flor, puedes oler su fragancia, embriagarte con
su perfume pero, si la tomas con la mano morirá. No te puedes convertir en
representante de una fragancia. Una flor ha nacido en un claro del bosque, es
posible que nadie la identifique, que nadie pueda apreciar su belleza, pero
ella seguirá con su esplendor, con sus gotas de rocío esparciendo toda su
plenitud en la existencia. No le importa si tú sabes de su existencia o no,
ella no tiene ego y, por lo tanto, seguirá creciendo en sus inconmensurables
miríadas de belleza y luminosidad. Cuando uno mira esa flor se tiene la
sensación de que estás escuchando la música de la existencia. Si has
comprendido esto, es posible que tengas un acercamiento a Lao, porque con Él,
te vas a sentir perturbado, tu lógica se hará añicos. Algo salvaje vas a
captar desde lo más recóndito de tu ser, algo que va a movilizar lo más
arcaico, lo más primitivo, lo más instintivo en ti y, que tú ya creías
extinguido. Él mismo nos dice lo siguiente: “Todo el mundo parece tan seguro
de sí mismo, menos yo. Todos parecen tan bien definidos, menos yo. Yo
permanezco muy indefinido, ambiguo. Exactamente no sé dónde estoy o qué soy o
qué no soy. No sé cómo definir el yo o el otro. No sé dónde se separan
"yo" y "tú". Lao ha declarado su fluir, no tiene
demarcaciones: la consciencia sin frontera, y solo fluyendo entrarás en su
corriente, no puedes encajarle en una conclusión.
Cuentan algunos
historiadores que, tal vez, Lao-Tsé no existió. Que sus analectas son una
recopilación de varios autores taoistas. Pero Lao existió, tuvo que existir,
yo soy el testimonio vivo de ello, por el simple hecho de que yo existo. Cuando leí su obra me quedé atónito: me estaba leyendo a mí mismo. Su
visión es mi visión: ambos somos existenciales, o sea, no hay visión. Puro
fluir, pura comprensión que desvela lo que hay: no se adelanta, no se atrasa,
está presente y, ¿cuánto dura el presente? Si el tiempo lo manifiesta la
mente, ¿qué hace la mente en presente? Nada, queda desactivada, y al quedar
desactivada se desvela la energía inadvertida, vibrante, dinámica y amorosa.
Si intentas hablar del presente, el solo intento te aleja de él, cuando lo
haces ya es pasado y has perdido el verdadero presente. El presente hace sin
pretender. En otros términos: le suceden las cosas. Si no partes de aquí, no
podrás fluir con Él, te será muy difícil su comprensión, pues solo le comprenderás
cuando captes que la eternidad se ha infiltrado en el tiempo. Por eso, Él es
una categoría en sí, no le puedes poner demarcaciones, sobrepasa los límites,
¿cómo puedes catalogar el fluir? Para entrar en su comprensión uno debe ser
Él. Y Él, no es producto de ningún análisis dialéctico, puesto que no usa la
mente, ésta es un mero altavoz del ser, aunque tú estés escuchando su hablar.
Él habla para ti porque es lo único que puedes “entender”, porque solo vives
en la cabeza. Te dará pistas, insinuaciones, acercamientos, te mostrará la
puerta, pero no te hablará de la verdad porque no puede ser mostrada. Su
libro-Tao Te King (Ching)- comienza: "El Tao que puede decirse no es el
verdadero (absoluto) Tao". ¡Menudo órdago te ha lanzado! De sopetón te
ha quitado la mente, te ha dejado desnudo ante ti, ¿qué harás ahora, cómo
indagarás la verdad sin tu mente?
Lao es paradójico, pero resulta que la existencia es paradójica (más allá de
la lógica), Él no añade ni quita nada, fluye con ella. Es un portavoz de ella.
La paradoja consiste en que los opuestos se aproximen, se junten y formen un
todo. Eso la mente no lo acepta por su propia naturaleza: ella es lógica, lo
ha creado y se perturba. Ahora tiene conflictos con la existencia e intenta
dominarla y, como habita el mismo cuerpo que el ser y el corazón tú te
encuentras dividido. La mente lógica no puede coexistir con la existencia
paradójica y, es debido a ello que Lao trata de acercarte a la existencia a
través de la comprensión.
En la tradición china uno encuentra el equivalente a la griega: Aristóteles
es Confucio y Mencio: lo masculino, la lógica, la razón, la educación, las
matemáticas: un economista hace cálculos sobre los melones que va a producir
un terreno, pero una tormenta arrasa la cosecha y ahora todo se desvía hacia
la especulación. Quieren hacer encajar la realidad en las matemáticas y, no
es de extrañar que el universo se haya convertido en un logaritmo. Ya no ves
las estrellas, no aprecias el fulgor de su titilar, simplemente las cuentas,
mides las distancias (espacio-tiempo), se ha convertido todo en cifras, todo
es abstracto, hasta tu amor es abstracto. Heráclito es Lao-Tsé, solo fluye:
no te puedes bañar dos veces en el mismo río: por lo tanto no hay
especulación. ¿En estos momentos de crisis la tierra ha dejado de producir
vegetales para alimentarnos? No, alguien está especulando? Sí. Lao se mueve
al ritmo del ser, al ritmo de su corazón, en sintonía con la existencia,
dejando que las cosas sucedan a su gusto. No se opone a sí mismo:
Sin obrar la gente se reforma.
Sin violencia la gente se vuelve honrada.
No empleo la fuerza y la gente se enriquece.
No poseo ambiciones ni deseos y la gente retorna a
la vida buena y sencilla.
Tiene un respeto tremendo por la naturaleza humana, sabe que si no puedes
confiar en los demás no podrá confiar en sí mismo ni tampoco en la
desconfianza de ti mismo. Sabe que sin esta confianza que subyace en toda la
naturaleza, tú te encontrarás paralizado, pues uno y la naturaleza son el
mismo proceso. Sabe también que los caminos preconcebidos no son siempre
coincidentes con la naturaleza, pero a pesar de ello, su fe inquebrantable en
la naturaleza sabe que supone correr riesgos, pero esos riesgos son
imprescindibles para la libertad. La libertad es libre necesidad. Hoy en día
tenemos un exceso de leyes que debemos cumplir con el objeto de mantener la
seguridad personal. Pero esta supuesta seguridad ha llevado a la sociedad al
autoestrangulamiento porque todos vigilan a todos convirtiéndonos en
sospechosos a los ojos de los demás. La mayoría de las personas piensan que
se pueden forzar los acontecimientos desviándose del fluir de la naturaleza,
pero aunque pienses eso, actúas dentro del fluir de las cosas, puesto que,
las cosas son como son y tú formas parte de las cosas que son como son y, al
comprender este hecho desaparecen las discrepancias entre tú y la naturaleza.
Porque tu modo particular e inédito de actuar es el modo particular de
existir de la existencia. Es la interdependencia mutua: en este mismo
instante todo está sucediendo al unísono, nada se adelanta ni se atrasa con
respecto a lo demás. ¿Te has percatado? La naturaleza opera, se auto organiza
en sí misma sin consultar ningún tratado de conocimientos. Los árboles crecen
sin consultar ningún manual de biología, los ríos fluyen hacia el mar sin
ninguna pretensión. Tú no lates tu corazón, tu corazón late en presente: no
puede latir para mañana, solo para el momento, pero tú a través de la
ansiedad (salir del presente y entrar en el tiempo) lo forzarás a salir del
latido presente y provocarás un "infarto". Todo eso que subyace en
todas las cosa es el fluir, el Tao. Veamos que ocurre en el encuentro entre
una persona que fluye: Lao-Tsé (Lao Tan o Li Ert) y otro que intenta
"dominar" su propia naturaleza: Confucio (K´ung Fu-tzu). Confucio
fue considerado, en aquella época, como una de las personas más sabias de
China. Es asesor del emperador y de las altas personalidades del imperio.
Toda su vida ha estado dando consejo a los demás, amonestando a todo aquel
que fuera más allá de los límites de la educación y la moral establecida. Era
un experto en "ayudar" a los demás, pero no supo ayudarse a sí
mismo. La sabiduría que empleaba hacia los demás no le sirvió para él y se
sentía infeliz. Estas personas acaban sintiendo el tedio y el mecanicismo de
los hábitos adquiridos. Una chica estupenda entra en la consulta de un
psiquiatra, el citado psiquiatra se la queda mirando y ante tanta belleza no
puede reprimir su energía y la soba y la besa. Cuando termina le dice: “Este
es mi problema, ahora cuénteme el suyo". A veces te pones en manos de
personas que están peor que tú. Confucio, al no sentirse feliz inició la
búsqueda de una persona que le pudiera aconsejar. ¡Qué ironía, él, que toda
su vida había estado aconsejando a los demás! Sus pesquisas le condujeron
hasta Lao-Tsé. Estaba ante un hombre prácticamente desconocido, un anciano,
una persona íntegra con una gran agudeza y perspectiva. Confucio sintió que
aquel hombre trasmitía algo especial, algo misterioso que le llegaba a su
ser. Se sintió perturbado e hizo la primera pregunta: "¿Qué piensas
acerca de la moral, que piensas acerca de cultivar un buen carácter? Lao-Tsé
irrumpió a carcajadas y le contestó: "Solo una persona que es inmoral
piensa acerca de la moral y, solo una persona que no tiene carácter piensa en
el carácter. Un hombre de moralidad no sabe lo que significa la palabra
"moral" y un hombre de carácter se olvida completamente de la
palabra carácter. Así que no seas tonto y no intentes cultivarte a ti mismo.
Simplemente sé natural". Detrás de toda virtud consciente se esconde un
vicio oculto. Otra vez la paradoja surge en él. Aquello perturba a Confucio,
lo altera y rompe toda disciplina alcanzada con la educación. Todo su saber
se derrumba ante aquel vendaval de energía. Tanto es así que, al encontrarse
con sus discípulos que le están esperando, no puede mostrar sus educadas
actitudes. Al preguntarle sobre lo que había ocurrido, Confucio contestó:
"Esperad un momento que me recupere, ese hombre es peligroso. He oído de
grandes animales como elefantes y sé cómo caminan, he oído hablar de animales
ocultos en los océanos y sé cómo nadan; he oído hablar de aves que surcan los
cielos alrededor del mundo y sé cómo vuelan. Pero quiero que sepáis que este
hombre es un dragón. Nadie sabe cómo vive, nadie sabe cómo camina, nadie sabe
cómo vuela. Jamás os acerquéis a él, es un abismo, es como la muerte".
Lao es un mensajero de la naturaleza, está impregnado de inocencia y de la
vitalidad del ser en plena sintonía con la espontaneidad. Confucio ha perdido
la capacidad de sorprenderse, al sacarle de la disciplina, de la educación,
ha perdido el control. No sabe lo que tiene que hacer porque aquello no
encaja en su educación preconcebida y toma la huida como solución. Ha perdido
una gran oportunidad para transcender. Aquella experiencia era desconocida
para él puesto que no había sido elegida, no tenía enfoque mental para ella:
Confucio se mueve en la mente y la mente elige porque es dual, está dividida,
pero aquello no lo pudo elegir y Lao lo llevó hacia lo existencial: la
consciencia. Confucio ha elegido para llegar a sí mismo el camino del
esfuerzo y la voluntad. Para ello necesita indagación, disciplinas, métodos,
creencias, consejos, educación… Tiene mucho que hacer: está lleno de
“deberías”. Quiere encajar la existencia en sus métodos y para ello necesita
dominarla: ha preparado las preguntas ante Lao, pero éste no ha preparado las
respuestas: es espontaneo, está conectado con la existencia y es esta la que
responde. Pero lo más preocupante para Confucio es que necesita tiempo para
conseguir el objetivo. Ahora el tiempo es una necesidad, sin darse cuenta que
acabará entrando en la ansiedad y la desesperación. Es por eso que le pide
opinión a Lao por esos métodos que a él mismo no le han servido. Lao, en
cambio, no tiene métodos, no elige, simplemente se entrega, no hace
esfuerzos: Wu wei, hacer sin pretender: inacción en la acción. Sabe que
acabará agotado como Confucio. Sabe que quedará atrapado en el propio método.
Fluir es no elegir uno de los opuestos, por lo tanto, no hay esfuerzo de
rechazo porque son complementarios. Del no esfuerzo surge la energía, del
esfuerzo quedarás agotado. Su entrega permite que los acontecimientos lleguen
a él. No pregunta por lo divino, no indaga, él es receptivo, es femenino,
cambia la voluntad por la entrega: AMOR. Mantiene la puerta abierta para que
por sí solo penetre lo divino (no-dividido: total) ¿Has oído de alguna mujer
que haya creado una religión? No lo necesitan. Toda mi vida se ha encaminado
hacia lo femenino. Estoy conteste con Goethe: “El eterno femenino brilla en
mi…” ¿Qué pasa cuando uno elige? Pues que aparece lo opuesto. Escoger es
masculino, no escoger es femenino. Elegir significa también rechazar y, si
quieres llegar a ser total no puedes escoger; no hay dos totalidades, solo
una. Cuando no eliges cubres necesidades; cuando eliges intentas cubrir
deseos, pero estos citados deseos son insatisfechos porque la mente es
imparable provocando deseos: el deseo es el sufrimiento. Escuchemos de nuevo
a Lao-Tsé:
“Cuando cada uno reconoce que la belleza es bella entonces sabe que la
fealdad existe; cuando cada uno reconoce que la bondad es buena entonces sabe
que la maldad existe. Ser o no ser se engendran mutuamente; dificultad y
facilidad se complementan mutuamente; largo y corto se contrastan mutuamente;
alto y bajo se proponen mutuamente;… antes y después se suceden mutuamente”.
Lao se mueve en la consciencia, siente que la unidad orgánica no es dual. Es
total. Él si es un auténtico ecologista. Sabe que los opuestos son
complementarios y se suceden. Lo ve todo como un continuo, no está dividido,
no ha caído en la esquizofrenia. Lao posee una sabiduría tan profunda que
penetra en el centro de tu ser y sabe que te estás engañando. Dice que si
eres muy bueno, debes haber hecho mucho mal y ahora quieres compensarte a
través del arrepentimiento. Si la mente entra en la observación divide la
realidad a través de los pensamientos.
Sobre todo, en Occidente, las personas hemos sido educadas en los conceptos
aristotélicos de la lógica, la razón y las matemáticas. Todas nuestras
universidades funcionan así. Y, en otro sentido, en el materialismo
espiritual de inspiración juedeocristiana. Ambos conceptos consideran
frustrantes la lógica paradójica que preconiza Lao-Tsé y demás taoístas, así
como Heráclito, Pitágoras… en Grecia y más tarde Leonardo, Bruno, Spinoza y
Brandt con su panteísmo orgánico. Y, es frustrante, porque ellos piensan que
es un obstáculo para el progreso. Pues para ellos, el progreso funciona a
través del pensamiento lineal que provoca su visión del tiempo y la historia.
En cambio, los taoístas y los panteístas orgánicos siguen a la Naturaleza que
es cíclica. El eterno devenir del que nos habla Heráclito y Nieztsche. Las
personas que preconizan el pensamiento horizontal, lineal, piensan que deben
mejorarse -¿se consideran inadecuados?- ellos y la sociedad a través del
dominio de la Naturaleza. Para ello emplean métodos dónde prevalezca el
placer y no el dolor; la riqueza y no la pobreza; la salud y no la
enfermedad; la abundancia y no la carencia… Y, por ello, no les queda más
remedio que emplear armamento para imponer sus ideales. Fármacos para
controlar la salud con el efecto deleznable de la iatrogenia dónde el
resultado es más peligroso que la enfermedad. Energía nuclear, dónde una
posible explosión o escape de los residuos que generan nos ponen en peligro.
Cultivos industriales y transgénicos que destruyen la biodiversidad.
Transportes automotores movidos por combustibles no renovables que contaminan
al transeúnte y a la propia naturaleza. Métodos, en fin, que crean más
problemas de los que resuelven. ¿Por cuánto tiempo puede durar este sistema
lineal? Pero lo más macabro, resulta ser, como consecuencia del pensamiento
lineal, es que nos obligan a ser buenos, guapos y sanos por imposición y por
ley. Pues consideran la naturaleza como algo a someter y forzar, y no como
algo a seguir: ecologismo.
Tu mente pertenece a la sociedad, no te pertenece a ti, te es dada bajo las
bases de la cultura imperante que se proyecta en el tiempo lineal. ¿Necesitas
la mente para comunicarte contigo mismo? Tú ser, tu corazón están aquí y
ahora, allí dónde vas te acompañan: es tú original. Cuando más te educas, más
te alejas de la fuente original. Así, vemos, como otro taoísta llamado Lun-Yu
nos dice: “La Naturaleza nos hace a todos iguales, la educación nos separa”.
Ya es hora de que empecemos a des-aprehender, pues vives en el “Velo de
Maya”. Pero volvamos de nuevo a Lao-Tsé para ver que nos propone para “mejorarnos”:
“Si no te sientes bien tal como eres te supondrá un gran esfuerzo ser mejor.
Date cuenta de que estás bien tal como eres y mejorarás de forma natural.”
Antes de continuar, date cuenta de que Él está hablando a tu “natural”, Él
está en la “lógica” de la Naturaleza que es la paradoja. Él no está hablando
a tu lógica, pero tú sí estás escuchando desde la tuya que es abstracta y que
no sirve para fluir con la existencia, pues no puedes aplicar las palabras a
la Naturaleza. Entiende a Lao, Él, NO ESTÁ INTERESADO EN EDUCARTE, ÉL ESTÁ
INTERESADO EN ILUMINARTE. Él quiere que vuelvas a la fuente original, al
reposo de dónde saliste. No vienes de ningún sitio, surges como la rosa del
rosal. Lao sabe que el ciclo de vida-muerte se sucede como todos los correlatos.
Sabe que para fluir, los opuestos son complementarios que se convierten en un
“continuum”. Te dice que no te apegues a ninguno de ellos, porque entonces
cortarás el fluir. A un maestro de zen le preguntaron en una ocasión que se
sentía cuando uno se ilumina. “Cuando tengo ganas de comer, como. Cuando
tengo ganas de cagar, cago y, cuando tengo ganas de dormir, duermo”. “Eso
también lo hago yo”, contestó el interlocutor. “No, tú haces eso y a la vez
estás haciendo otra cosa”. “Lo comprendéis o no lo comprendéis”. Y, digo yo:
¿Acaso lo correcto no es lo fácil? Pero volvamos al sutra con Lao: “Cómo
mejorarnos”. Lo primero que te dice es que te aceptes, porque si no te
aceptas, ¿dónde irá a parar lo no aceptado? Si no te aceptas estarás viviendo
con tu enemigo. “No te resistas al mal y el mal morirá”, nos dice Jesús.
Jesús debe haber conectado con el campo mórfico de Lao-Tsé (Lao nació 500
años antes que Jesús), ha captado la esencia del wu wui: inacción en la
acción, hacer sin pretender. Los teólogos cristianos deben estar preocupados
con esta paradoja de Jesús, de hecho no han conseguido solucionarla, es un
enigma para ellos. “No te resistas al mal y el mal morirá”. Y, sólo así
sobrevivirás, porque el mal llamado mal, siempre se está autoprotegiendo, creando
nuevas formas defensivas: autoculpando, desconfianza, auto defensa,
racionalizando y planificando formas destructivas. Pero, cuando uno no se
resiste al mal, este acaba muriendo por sí mismo o, ¿acaso lo blando no
disuelve lo duro?
“La sustancia más blanda del mundo disuelve la más dura”
Cuando el amor llega uno se vuelve suave, tierno, femenino… es el disolvente
del odio, del mal, de la dureza… si luchas sales derrotado. Y, ¿cuál es la
derrota? La pérdida de la suavidad, del amor y la comprensión.
Antonio Jiménez, de “Encuentros con personas que me llevaron a mi” .
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